Mi veganismo existe como una confrontación nihilista contra el tejido moral existente del antropocentrismo y el especismo. Aquí, en esta masa de tierra llamada «América», las justificaciones morales para el consumo de la carne y las secreciones de animales no humanos van de la mano con la industrialización de su esclavitud y la reducción al estado de mercancía. Esto es un reflejo de la sociedad capitalista que reduce el caos al orden, los cuerpos de animales de salvajes a domesticados y la comercialización de cuerpos que son socialmente reconocidos como meros productos para el consumo. Mi veganismo se define no solo por una negativa individualista interna a validar y reforzar estos valores sociales autoritarios, sino también para atacarlos de manera consecutiva.
Mi anarquía rechaza la civilización especista, no desde la perspectiva del «retorno a la caza-recolector», sino desde un punto de hostilidad constante hacia las jerarquías arbitrarias, la autoridad y el gobierno que toman forma antes o después de la civilización. Estos incluyen la restauración de tradiciones o culturas que intentan resucitar valores antropocéntricos, jerárquicos y sus cosmovisiones. Mi enfoque no es el restablecimiento de una existencia pasada. Mi enfoque es la creación de una vida feliz, aquí y ahora, a través de la confrontación destructiva con cualquier elemento gobernante que intente mantener el poder jerárquico. Soy hostil a todxs lxs que ven a lxs animales no humanxs y lo salvaje como meras materias primas para la explotación y el consumo antropocéntricos.
Sin embargo, de verdad, me sorprende ver a lxs autoproclamadxs anarquistas cumplir el papel antropocéntrico de consumir animales no humanos, roles asignados a ellxs por el capitalismo, la tradición y las culturas durante la educación de la infancia. Cumplir los roles de ser «humanx» y abrazar una moralidad que estandariza los roles de control y dominación sobre lo salvaje. ¿Cuánto tardan lxs «anarquistas» contemporánexs en darse cuenta de las jaulas de baterías, las prisiones al aire libre de los recintos cercados, las exposiciones de los zoológicos, la brutalidad oculta de los mataderos, el especismo de consumir algunos animales no humanxs para construir relaciones con otrxs? ? ¿O las formas interconectadas en que la sociedad ve a los animales no humanxs como el denominador común más bajo para comparar los de la categoría oprimida? ¿Cómo diablos se detiene la praxis antiautoritaria en la mercantilización de cuerpos, humanxs o no humanxs (pero en este caso, no humanxs), que están objetivados para justificar su esclavitud, asesinato y consumo?
En cuanto al apoyo a lxs prisionerxs y la abolición de la prisión, ¿dónde está el reconocimiento y la solidaridad con lxs millones de personas que permanecen encarceladas en mataderos con sentencias de muerte, justificadas por la mera demanda de sus cadáveres mutiladxs y cuidadosamente empaquetadxs? El reconocimiento de su lucha existencial contra la prisión y la dominación está limitado por la supremacía humana. Cuando la anarquía no incluye la locura libertaria más allá del alcance limitado de la supremacía humana, es un mero reformismo centrado en el ser humano que no llega a destruir la lógica misma del control y la dominación. La sociedad es muerte por diseño. La muerte y la indiferencia hacia los animales no humanxs que están incorporados en el diseño de carreteras, ferrocarriles, agricultura y cualquier otra forma de antropocentrismo estructural. Abogo por su colapso total hacia la emancipación de lo salvaje. La domesticación es un proceso de auto-automatización interiorizada, condicionada por un sentido de superioridad a lo salvaje que se manifiesta institucionalmente con el pensamiento humano-animal. Rechazo esta forma de pensar junto con su posicionamiento de que los cuerpos de animales no humanxs son meros productos alimenticios para la caza y el consumo, una suposición que desprecia sus propios intereses individuales y su autonomía corporal. Rechazo el humanismo, sus roles y tradiciones autoritarias y su identidad asignada que limita mi potencial para explorar mi propia animalidad más allá de la domesticación civilizada.
Se libra una guerra contra la sociedad, junto a los animales no humanxs que rechazan la servidumbre doméstica y que son expulsadxs de sus hogares debido a la deforestación masiva, el desarrollo humano y la tecnología. El veganismo agobiado por la piedra de molino del liberalismo, no reconoce críticamente a la propia capitalización, la civilización industrial como la encarnación masificada y encarnada de la dominación antropocéntrica. El anarquismo que no desafía el especismo a nivel individual reproduce los valores autoritarios internalizados de la dominación humana. Dado que el especismo es generalizado en la sociedad, está aislado y bien conservado por una normalización reconfortante, una normalización que ayuda al adoctrinamiento cultural y la apatía. La confrontación es necesaria para desestabilizar las comodidades socialmente establecidas y el orden moral de la dominación animal no humana. Mi anarquía vegana representa la solidaridad no solo con la no ingesta dietética, sino también armada con ataques; Ataques definidos por las acciones materiales de un deseo incendiario de destruir las manifestaciones sociales de la supremacía humana.
-Flower Bomb
FUENTE: WAR ZONE
TRADUCCIÓN: INSTINTO SALVAJE