URUGUAY: COLUMNA INTERNACIONAL – INTERNACIONALISTA / SEGUIMOS COMBATIENDO.

En nuestros territorios ubicados en Abya Yala (Latinoamérica), la lucha anárquica ha manifestado -y lo hace hasta el día de hoy- su rechazo al mundo del poder, combatiéndole por diversos medios y con diversos ritmos e intesidades según los contextos locales.

Cada contexto se encuentra influido, entre diversos elementos, por la conflictividad social, los escenarios represivos y la capacidad de lxs individuxs y entornos anárqucios para desarrollar un combate sostenido más allá de las variaciones de cada coyuntura o momento específico. Es esta última variable la que consideramos determinante a la hora de generar propuestas que nos vuelvan más peligrosxs y libres.

Sin embargo, no menos importante es el factor represivo, pues los puños de hierro de la opresion estatal siempre han pendido sobre nuestras cabezas tan solo por el hecho de ser activos opositores a la autoridad, amenaza que se acrecienta en tanto la praxis anárquica se vuelve una molestia o un peligro real para los planes del poder allí donde sea que florezca la confrontación contra la autoridad.

Un elemento de permanencia de la lógica represiva en la región ha sido la colaboración y coordinación internacional entre los Estados para reprimir (vigilar, perseguir, castigar, neutralizar, exterminar, etc.) a quienes encarnan proyectos subversivos de liberación.

El punto más álgido de dicha lógica ha sido, en la historia reciente de América Latina, el desarrollo del Plan Cóndor, la infame operación represiva desarrollada por los Estados latinoamericanos a comienzos de la década del ’70 para exterminar de manera conjunta a revolucionarixs que encarnaron proyectos subversivos en la región.

En la actualidad, lejos de cesar su vuelo, el cóndor de la represión internacionalizada sigue batiendo sus alas en los nuevos aires de la dominación democrática. Así, ante el avance de las luchas y sediciones anárquicas -sumado a las coflcitividades regionales que se oponen a la dominación y la devastación producida por el modelo extractivista- los Estados y sus policias, blindados por su prensa servil, se han apresurado en reunirse, colaborar y coordinarse entre sí para proteger el régimen democrático y los negocios capitalistas, siendo la instalación y defensa del proyecto IIRSA-Cosiplan la punta de lanza para un nuevo ciclo de acumulación de riqueza y devastación en la región.

Como expresión de lo anterior podemos identificar los casos de deportaciones y seguimientos a compañerxs que ingresan de un país a otro; los continuos ejercicios conjuntos entre ejércitos simulando operaciones de neutralización social en escenarios de conflicto interno; la presencia de bases militares estadounidenses en la region; y las recurrentes reuniones entre Estados para abordar temas de “seguridad y crimen organizado”.

Esta realidad queda demostrada, por ejemplo, en las continuas reuniones entre gobernantes, ministros, policías y agentes de inteligencia de Chile y Argentina para coordinar operaciones represivas que buscan frenar la lucha radical mapuche, con el compromiso explícito del Estado argentino por asegurar la extradiccion del peñi Facudo Jones Huala, solicitada por el Estado de Chile.

A su vez, cada Estado alimenta su propia agenda contrainsurgente, haciendo un énfasis cada vez más recurrente en la supuesta presencia/influecia de “guerrillerxs anarquistas chilenxs”, como en el caso de las informaciones aparecidas en la prensa de Brasil a partir de la Operación Erebo (Octubre, 2017) en donde se mencionó que entre lxs investigadxs por ataques incendiarios/explosivos destacaba la supuesta presencia de un chileno que, según la prensa, había sido ya detenidx en Chile por el llamado “Caso Bombas” (2010).

Otro ejemplo lo encontramos en Argentina cuando la ministra Patricia Bullrich mencionó en 2017 que el compañero Santiago Maldonado no estaba desaparecido sino que se habría desplazado hacia Chile para unirse al “accionar guerrillero”, replicando así en democracia un argumento que es parte de las tácticas comunicacionales más frecuentes desplegadas por las dictaduras para ocultar y negar el exterminio de combatientes.

Ante la situación ya descrita, es importante mirarnos a nosotrxs mismxs para discernir en torno a nuestras posibilidades, debilidades y potencialidades para continuar impulsando el combate antiautoritario.

En nuestro campo, el de la lucha contra el poder, tenemos en nuestro haber experiecias acumuladas para intervenir en la realidad, compañerxs comprometidxs desde hace años y otrxs que se han ido integrando en los últimos tiempos a los entornos y las luchas anárquicas. Junto a lo anterior, en cada territorio hay vivencias, conocimientos, reflexiones y aprendizajes, además de las propias tensiones y contradicciones propias de la lucha por la libertad y de la identificación y confrontación con los propios resabios autoritarios que buscamos eliminar de nuestra vida y de nuestros entornos.

Actualmente, los círculos anárquicos comparten diversos puntos de intersección con otras tendencias y luchas anticapitalistas, anticivilización o antipatriarcales. Sin embargo, las contradicciones internas de los entornos anárquicos han llevado a no pocas personas a bifurcar su camino por fuera -y a veces en contra- de las luchas desarrolladas por individuxs y grupos antiautoritarixs, llegando incluso a atacar la praxis anárquica y ponerla en un estatus de propuesta obsoleta, anticuada, pasada de moda o, en el mejor de los casos, incapaz de escapar a las contradiccioes de lxs individuxs que la encarnan.

Ante esta situación creemos que las respuestas adecuadas pasan por entrelazar la autocrítica con la profundización y extensión de la propia visión/acción antiautoritaria en todo nivel.

Porque seguir combatiendo, más allá de los contextos y las variaciones en los flujos de conflictividad social, es necesario para continuar la lucha, pero hoy también resulta imprescindible auto-observarnos para preguntarnos y evaluar “cómo hemos seguido combatiendo” y cómo deseamos continuar haciéndolo, con miras a intensificar y extender aquí y ahora en nuestros territorios la lucha contra el poder, por la liberación total.

Kururx Apátrida.