El martes 20 de diciembre se celebró en el tribunal de Trento la vista para examinar nuevamente la detención preventiva de Massimo Passamani. Fuera del tribunal se llevó a cabo una concentración solidaria, seguido de una breve manifestación por las calles del centro de la ciudad.
Por su parte
El tribunal confirmó el arresto domiciliario de Massimo. Aparte del argumento habitual de los antecedentes penales y la tendencia a reincidir, hay dos razones dignas de mención para esta decisión. La primera es que el comunicado en solidaridad que se emitirió por radio «contiene apoyo y respaldo a las actividades de rebelión y motín de los presos y ello al margen de los instrumentos y formas de justicia democráticamente establecidos» (los magistrados no mencionan, por cierto, los asesinatos, palizas y torturas perpetrados por funcionarios de prisiones bajo las órdenes y la cobertura del DAP). El segundo es la incapacidad del acusado para «revisar críticamente» su propia conducta. Ahora bien, que la lógica de la recompensa aflore cada vez más descaradamente -en la cárcel como en los tribunales, en el trabajo como en la escuela- es una tendencia establecida. En general, sin embargo, la abjuración -palabra que antaño perteneció al léxico crítico-provocador de los revolucionarios y que hoy se integra sin pudor en el vocabulario de los tribunales- se exigía para los delitos ya juzgados, no para los que seguían en juicio. Según esta lógica, para que se revocaran las medidas cautelares, los imputados tendrían que reconsiderarse respecto de hechos por los que luego podrían ser absueltos… En definitiva, se trata de una abjuración preventiva.
Por nuestra parte
La participación en la iniciativa solidaria se hizo sentir y se amplió. Más allá de la cifra numérica (unas setenta personas), la composición de los miembros de la solidaridad era significativa. De la «fratte» de Mori al «no tav», de los trabajadores de Orvea a los porteadores de la BRT, pasando por los sindicalistas de base más activos en la movilización contra el «pase verde», en la plaza se produjo una especie de destilación de las luchas y protestas de los últimos años en Trentino. Hubo muchos discursos y lecturas de textos solidarios. En primer plano, por supuesto, estaba el apoyo a la huelga de hambre de Alfredo Cospito, que ya ha cumplido 64 días. Ante el inicio del juicio propiamente dicho -que tendrá lugar en Trento el próximo 13 de enero, y en el que los acusados, además de Massimo, son Agnese, Stecco y Juan-, la movilización continúa. Como parte de un tejido local contra la represión y como «volante» para hablar de lo que más importa ahora mismo: ¡sacar a Alfredo de la 41 bis!
| FUENTE: IL ROVESCIO TRADUCCIÓN: ANARQUÍA |