Notificaciones
Sobre las últimas medidas de custodia
En esta época de falsificación total («de los hechos y de las noticias que apoyan los hechos»), ciertas palabras de nuestra vida cotidiana dicen la verdad, sin quererlo. «Notificación» es una de ellas. Que la palabra exprese simultáneamente una orden algorítmica que aparece en un smartphone y un documento policial-judicial por el que te multan o te someten a medidas privativas de libertad, aquí es algo que nos dice mucho del mundo en el que vivimos.
La última operación llevada a cabo en Trentino -tan extraña que ni siquiera merece uno de esos nombres con los que las unidades especiales de los carabinieri y de la policía política expresan sus deseos literarios- contiene algunos elementos que merecen ser conocidos.
El primero se refiere a la modalidad de ejecución. Nunca nos había ocurrido ver a ocho policías de paisano venir a notificar… una orden de residencia obligatoria a un compañero, sin ni siquiera un registro domiciliario posterior.
Otro hecho significativo -en esta época tan llena de emociones- es que aparecen en la orden tres procedimientos distintos y distantes en el tiempo, sin el habitual vínculo de delito de asociación. Tres diligencias diferentes bien podrían conducir a las mismas medidas privativas de libertad, pero perderían el sentido y el gusto de la Operación.
Las técnicas (cotejo de supuestos restos de ADN y análisis lingüístico del comunicado de reivindicación) utilizadas para atribuir a un compañero el atentado contra el juzgado de vigilancia de Trento que tuvo lugar el 28 de enero de 2014 no son nuevas. Por el contrario, lo que sí es nuevo es el pasaje histórico en el que se insertan las menciones a los informes genéticos incluidos en el auto; porque entretanto los instrumentos científicos empleados se han vuelto familiares para millones de personas. Para «detectar la calidad del ADN de la concentración» se «procedió a la reacción de amplificación de áreas genéticas» (Reacción en Cadena de la Polimerasa – PCR)». Quizá antes de tachar de «paranoico» y «teórico de la conspiración» a quien teme que el rastreo de Covid-19 mediante pruebas esté dando paso al más amplio archivo genético de la historia, bueno, vale la pena pensarlo dos veces. Pero no divaguemos.
El poder del Estado y los beneficios del capitalismo necesitan asignar una identidad a cada individuo, una identidad que está escrita en registros desde hace décadas pero que hoy también es digital. En consecuencia, es normal que se golpee a quienes intentan escapar de la identificación falsificando los documentos de identidad o, en estos tiempos, un pase verde basado en un código QR. Luego, si los anarquistas ya condenados por la fabricación de documentos falsos son acusados de ayudar a un compañero fugitivo con esta práctica, los policías e investigadores tratarán de adornarlo todo lo que puedan, añadiendo a la sentencia otra orden de residencia obligatoria para mantenerlos alejados de sus relaciones de amor y lucha.
En cuanto a la última medida, sin embargo, vale la pena detenerse un poco más. Porque en este punto los magistrados fueron realmente buenos en el «uso creativo de la Ley», no se puede negar. Para apreciar todas las sutilezas de los fiscales, hay que hacer un ejercicio de memoria del presente.
Mediados de abril de 2020. Millones de personas están bajo arresto domiciliario tras un decreto del primer ministro; sólo pueden salir si tienen «autocertificación» y sólo para «actividades esenciales». En las semanas anteriores el Estado mató a quince presos, golpeó y torturó a cientos más (la violencia policial en la prisión de Santa Maria Capua Vetere, que meses después adquiriría cobertura mediática, ya era conocida en los medios de solidaridad). Un pequeño grupo de compañeros -que no quieren quedarse en casa- se pregunta cómo pueden romper el silencio en torno a las revueltas y la masacre. ¿Con quién pueden hablar en ciudades desiertas que evocan escenarios post-atómicos? ¿Qué deben hacer para que otros humanos se den cuenta de la situación? Ciertamente la idea no es una genialidad porque ya se ha realizado en varias ocasiones en Italia y en el extranjero, pero tiene su sentido: dado que la gente está encerrada en casa, se puede transmitir un comunicado a través de una emisora de radio muy seguida.
El intento fracasa por razones no muy interesantes de relatar.
Casi dos años después de aquel suceso en el que ya nadie pensaba, se busca a un compañero, ya en arresto domiciliario, por «intentar imponer una emisión radiofónica coherente con sus ideologías»; se le investiga y se le somete a arresto domiciliario por «intento de extorsión» con el agravante de «fines de terrorismo y subversión del orden democrático». ¿Por qué demonios «extorsión»? Aquí viene la primera pieza de resistencia. Sigan el silogismo porque es notable. Una radio comercial ofrece sus espacios a un precio. Si alguien exige transmitir un comunicado sin pagar, ese alguien causa un «perjuicio económico» al propietario de la radio (pues se le priva de su derecho a vender la cuña a quien quiera), y ejerce una «extorsión contractual» sobre el propietario de la radio (pues éste podría perder clientes a los que no les gusta el contenido expresado en el comunicado). El precedente judicial mencionado es una sentencia contra un tipo que obligó al gerente de un local a contratarlo como portero. Sólo un subversivo no encontraría una inequívoca similitud entre ambos «casos de delito».
¿Y qué hay de los «fines del terrorismo»? Alguien dirá: el contenido instigador del comunicado. No. La subversión del orden democrático consiste en limitar la libertad de expresión del propietario de la radio, dado que sus opiniones difieren de la «ideología antiprostíbulo de los acusados». Porque, como recuerdan los fiscales, los pilares sobre los que se asienta el orden constitucional son tres: la libertad de expresión, la libertad de circulación y la libertad de asociación. El hecho de que el suceso en cuestión ocurriera en pleno encierro -es decir, durante las semanas en que la única libertad autorizada era la de cantar, preferentemente el himno nacional, en los balcones- añade un toque Re Ubu que bien podría ser útil.
Junto al humor de escribir que la careta que llevaba nuestro «extorsionista» era un intento de «tergiversación»…
¿Cuál es la moraleja de la historia? Para nosotros, siempre es la misma.
La solidaridad es el sentimiento más preciado entre los seres humanos. En nuestro mundo, que es el reverso del poder, arriesgarse por los compañeros o por los explotados que uno ni siquiera conoce, es algo de lo que hay que estar orgulloso.
En cuanto a los tribunales de vigilancia, los puntos esenciales ya han sido escritos en el cartel que salió el mismo día del ataque al tribunal de Trento, del que informamos aquí.
Respirando el mismo aire
Sobre el ataque al tribunal de vigilancia de Trento
Hoy al amanecer circulaba el aire en el edificio del tribunal de vigilancia de Trento. Alrededor de las 5 de la mañana (una hora en la que los transeúntes no podían verse afectados) personas anónimas hicieron explotar una olla a presión que contenía una bombona de gas, destruyendo cristales y ventanas.
Esta vez no leímos la noticia en los periódicos, sino en el informe de búsqueda realizado por la Digos. A media mañana, de hecho, la policía política se presentó en cuatro pisos donde vivían compañeros, registrando después también los locales anarquistas El Tavan en Trento y La Nave dei Folli en Rovereto. Con el habitual artículo 41 Tulps: «búsqueda de armas y explosivos».
La noticia de los registros salió «en tiempo real» en los periódicos online, pero no sólo eso. En pocas horas, la Cgil, la Cisl y la Uil [sindicatos institucionales italianos] emitieron un comunicado de condena del atentado y de solidaridad con los magistrados. Después, por orden de aparición, entrevistas en vídeo y comunicados del presidente de la Provincia, del presidente del Comité Provincial, del fiscal jefe de la República, del presidente del tribunal de vigilancia y de varios políticos. Incluso el Comité provincial se estrenó por la mañana con un discurso de condena del gesto y de solidaridad con los magistrados (y de paso, también con la Liga Norte, a cuyo local le rompieron las ventanas hace unas noches). Es decir, un coro de servilismo unánime, inmediato y diligente.
No nos interesa saber quién llevó a cabo la acción contra las oficinas judiciales. Lo que sabemos por experiencia es que el juzgado de vigilancia y sus magistrados son las instituciones y los personajes más odiados por los presos y sus familias. Estos funcionarios convirtieron lo que debería ser automático para miles de presos en un premio a conseguir: la concesión de días de libertad anticipada y de las llamadas medidas alternativas a la cárcel.
Detrás de los actos autolíticos y de los suicidios en la cárcel suele haber precisamente una decisión de horca tomada por un juez de vigilancia. Detrás de las palizas de los guardias está la protección del magistrado. No sabíamos que los políticos y los sindicalistas se mantuvieran tan firmes en la aprobación de las palizas de los guardias o de las medidas para romper el cuello a los pobres, que constituyen el «trabajo» de los magistrados.
Hoy al amanecer circulaba el aire en el edificio del tribunal de vigilancia.
Suponemos que lo celebraron en la cárcel en cuanto se supo la noticia. Nosotros mismos lo hicimos, a pesar de los Digos, magistrados y sindicalistas.
28 de enero de 2014
Anarquistas de Trento y Rovereto
Desde Bolonia:
QUE LO PAGUEN TODO
Los imperialismos opuestos vuelven a traer la guerra a suelo europeo. Una gestión militar de la pandemia ha dejado muerte y sufrimiento psíquico, rediseñando el cuerpo social mediante la pedagogía del chantaje y la obligación. El nacionalismo cobra fuerza, con el propósito de compactar el cuerpo social en previsión de una nueva austeridad que está por llegar.
La recuperación económica, es decir, los beneficios de la patronal, sigue siendo el objetivo final a alcanzar en una sociedad sacudida. Frente al aumento de los precios, de un sistema sanitario en disolución, del medio ambiente. A pesar de todo, en otras palabras.
Los lugares de trabajo son cada vez más disciplinados y sin garantías, los salarios insuficientes y no negociables. Las cárceles están cada vez más superpobladas. Los sectores sociales más amplios se están empobreciendo y proletarizando.
Mientras todo esto ocurre y para que ocurra, el Estado italiano sigue golpeando incesantemente a quienes durante años no han ocultado su hostilidad hacia el poder y su violencia endémica: el 25 de febrero se notificaron tres medidas privativas de libertad, que van desde la cárcel hasta el arresto domiciliario y la residencia obligatoria, a compañeros anarquistas por no dejarse domesticar a pesar de los ya duros golpes represivos que han recibido en los últimos años.
Entre ellos Juan, un compañero anarquista que ya está en prisión desde 2019 acusado de masacre tras un ataque a los locales de la Liga Norte en Treviso, fue acusado de un ataque al juzgado de vigilancia de Trento, ocurrido en 2014; Massimo, ya en arresto domiciliario, fue acusado de intento de extorsión con fines de terrorismo, porque se coló en la sede de una emisora de radio para leer un comunicado en solidaridad con los rebeldes de las cárceles de toda Italia en 2020, tras la masacre perpetrada en las cárceles del Estado; Agnese y Stecco, después de años entre la cárcel, el arresto domiciliario y la residencia obligatoria a raíz de la operación «Renata», volvieron a recibir órdenes de residencia obligatoria, por incumplimiento provocado de una sentencia y falsificación de documentos, en relación con la huida de Juan.
Queremos mencionar a estos compañeros porque son parte de nuestro corazón, porque conocemos su generosidad y determinación. Porque frente a todo lo que sucede en el mundo, nunca se volvieron hacia otro lado y nunca perdieron el espíritu de solidaridad entre los oprimidos, los rebeldes.
Además, porque en un mundo «cada vez más injusto e irrespirable», su lucha y las acusaciones contra ellos nos muestran cómo debemos utilizar la poca libertad que nos queda para destrozar los engranajes de los mecanismos del poder, en lugar de convertirla en un privilegio efímero que nos proteja de las garras de estos bastardos. Ellos deben pagarlo todo. De nosotros depende que así sea.
SOLIDARIDAD CON JUAN, AGNESE, MASSIMO Y STECCO Y CON TODOS LOS PRESOS ANARQUISTAS
Folleto repartido durante la iniciativa «Per chi sente il ticchettio» [para los que oyen el tic-tac] (sobre la gestión de la pandemia, la emergencia y la guerra) que tuvo lugar el 3 de marzo en Catania.
Solidaridad con los compañeros de Trentino
Por una Internacional de corazones encendidos
El 25 de febrero, el día en que el gobierno de Draghi no perdió la oportunidad de enviar su contribución a la guerra en el «frente externo» desplegando 1.400 soldados italianos en nombre de la OTAN, los magistrados no perdieron la oportunidad de contribuir a la guerra en el «frente interno» reprimiendo a algunos enemigos de todos los ejércitos, compañeros generosos que desde hace años alimentan con pasión la crítica al militarismo y al mundo que lo produce.
La investigación produjo cuatro medidas privativas de libertad: dos detenciones, una en prisión y la otra en arresto domiciliario, y dos órdenes de residencia obligatoria. Aunque ciertamente no esperamos que el sentido común o la ética nos unan a los señores de la Fiscalía, no podemos permanecer indiferentes ante la intensificación de la lógica inquisitorial y la del enemigo interno en detrimento de cualquier otra lógica humana, incluida la judicial, que estos sujetos deberían observar.
De la maraña de papeles judiciales afloran los más variados episodios delictivos, variados tanto en el tiempo -acciones que se remontan a 2014 junto a episodios más recientes- como en la tipología de las acciones y los contextos de lucha donde se desarrollaron las primeras. En este teatro del absurdo, destaca una acusación que brilla con imaginación, la de «Intento de extorsión con fines de terrorismo» contra un compañero que junto a otros ocupó una emisora de radio local en abril de 2020 para leer un comunicado de solidaridad con los presos sublevados (una sublevación que luego se rompió en sangre, con quince presos muertos).
Una cosa es cierta, en el mundo de los algoritmos, del «todo aislado» y del totalitarismo del pensamiento binario, los que persiguen la solidaridad entre los explotados son enemigos y el Estado los trata como tales.
Más aún en una época en la que la solidaridad entre los oprimidos puede adoptar la forma de sabotaje, de acción directa contra el aparato de guerra, de movilización más amplia contra la guerra de los Estados.
Si hemos impreso panfletos sacados por estos compañeros, es porque de esta manera es como si tuviéramos a los compañeros aquí con nosotros.
Y también porque sus palabras y actos son catapultas para arrancar la cortina que se está formando, del «nacionalismo occidental más amplio» firmado por la OTAN.
¡Que tengan una buena lectura!
Desde Trieste:
Nos enteramos de la enésima operación represiva contra los anarquistas en Trentino: con los pretextos habituales propios de los burócratas judiciales, se impusieron 4 medidas privativas de libertad, relativas a episodios cuya única conexión parece ser la lucha contra la cárcel.
Más allá de las escasas razones de los opresores y del sistema que los defiende, podemos ver una vez más los hilos de la venganza del Estado contra cualquiera que luche y no se apacigüe con el actual estado de guerra. Encerrar, y encerrarnos, es ahora su objetivo no tan oculto.
Un fuerte abrazo a los golpeados por la enésima operación. ¡Solidaridad y complicidad con los que luchan!
Algunos compañeros de Trieste – Collettivo Tilt
FUENTE: ACT FOR FREEDOM NOW!
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA