TESALÓNICA, GRECIA: REIVINDICACIÓN POR EL INCENDIO PROVOCADO EN LA CASA DE UN TRAFICANTE DE DROGAS

El aspecto más importante de la guerra revolucionaria contra la tiranía del Estado y el capitalismo es la recuperación de los valores morales, la barrera contra la decadencia universal y la redefinición de la palabra dignidad. La cabeza se levanta mecánicamente del cuello, pero son el alma, la fe y la determinación las herramientas que hacen frente al enemigo. Somos dos mundos violenta y universalmente contados. Y si somos inferiores en fuerza siempre somos superiores en lo que respecta a calidad. Porque nuestra estatura empieza por nuestros ojos y llega hasta las estrellas plenamente iluminadas.

En la dimensión real de la lucha revolucionaria, las palabras sin hechos son oraciones sin perspectiva. Y el mundo no se cambia con deseos. La verdadera ruptura está en el campo real del conflicto militar con todo mecanismo de subyugación, el Estado y el capitalismo. Pasando de la teoría subversiva a la propaganda agresiva práctica, traducimos en la práctica las palabras de la formación militante de la Organización Acción Anarquista, asumiendo la responsabilidad del ataque incendiario a la casa de un conocido y nada excepcional narcotraficante en el número 147 de la calle Kassandrou, en el centro de Tesalónica, en la madrugada del 13 de octubre, día en el que se celebra el juicio-parodia de los compañeros N. Matarraga y G. Kalaitzidis bajo el pretexto de instigación física y moral en la ejecución del narcotraficante Habibi en Exarchia.

En el punto de mira está otro colaborador de la policía que comercia con la muerte y la decadencia a costa de la base social. La inmunidad de la que goza esta escoria en particular es reveladora, ya que su casa y los escaparates que ocasionalmente mantiene para blanquear el dinero de las arcas negras arreglando sus negocios y mercancías, están situados en una zona bien vigilada (de interés militar-político-diplomático) alrededor del Consulado de Turquía, donde se pueden encontrar desde simples guardias de seguridad hasta agentes de rango y agregados diplomáticos. Es esta inmunidad la que queremos cuestionar, esta seguridad y complicidad que estamos desafiando en la práctica a través de un ataque incendiario en el corazón del recinto policial.

Pero esta narcomafia en particular, como toda su banda, no se contenta con difundir la decadencia en las comunidades proletarias y los barrios subculturales. Es culpable de una serie de comportamientos abusivos y agresiones sexistas contra los trabajadores y no trabajadores que casualmente se encuentran en el entorno donde se mueve. La basura como este mafioso en particular debería estar en lo más profundo de la tierra enfrentándose sólo a la suciedad para volver a encontrarse y ser castigado por quienes pierden la vida gracias a su sucia mercancía. Pero también para encontrarse con sus amigos como Habibi que perdió su enfrentamiento con la ley revolucionaria.

La lucha que se libró en Exarchia contra los narcotraficantes fue una necesidad no sólo para restablecer algún equilibrio. Fue un acto de represalia. Fue una lucha para derrotar a la vida, se impuso la muerte y la decadencia. Fue una lucha con un coste, porque la resistencia en sí misma es costosa. Cuesta nuestra libertad, por no hablar de nuestras vidas. Los compañeros de Rouvikon, que son, entre otros, un punto de referencia de la lucha anarquista en el corazón de Exarchia, han sido objeto de decenas de veces por esta elección. Con persecución, con palizas y terrorismo, con ataques del núcleo del paraestado, con balas de la vanguardia de los intereses capitalistas. Y no se doblegan porque forman parte del mundo que pone la necesidad social y de clase por encima del coste personal. Por eso están en la punta de lanza de la represión, por eso gozan de nuestra solidaridad sin reservas y de nuestro apoyo práctico. Porque para nosotros la solidaridad en la práctica es la continuación de la lucha común por las acciones de las que todos estamos en el punto de mira. Y los tiempos exigen y requieren que el punto de mira cambie.

Queremos dejar algo claro tanto a nuestro objetivo como a cualquier persona directamente afectada: conocemos sus tiendas, sus movimientos, las facilidades que da, los servicios y ganancias extra en la economía sumergida negra más allá del narcotráfico, los lugares donde se mueven él y los suyos. Este mafioso en particular tiene como grupo objetivo las comunidades de la subcultura en las que, en aras de su actividad comercial, se suprime voluntariamente la resistencia antes incluso de que nazca. Esto significa que, además de él y sus socios, también conocemos a sus clientes. Todos aquellos que, con sus pequeñas y grandes fuerzas, respaldan y apoyan activamente a las mafias de la droga financiando su sucio papel en la difusión de la cultura de la droga, en el aplastamiento de las resistencias, en la decadencia moral y el aplastamiento de los valores revolucionarios. Todos aquellos que dan razón de ser a los narcocultistas para que marchen impunemente por nuestros barrios sembrando muerte y sometimiento. Por eso debemos ser claros con todos, sin importar el manto político que ellos mismos evangelicen, y mucho menos que usen como una excusa deleznable: la lucha anarquista tiene una historia concreta que nadie puede desvirtuar con sus propias lecturas, tiene un pasado, un presente y un futuro. Y cada uno de nosotros es responsable en todo momento de la justicia de esta lucha.

Estamos en guerra abierta con las mafias de la droga y con todos los componentes activos de la subyugación del libre albedrío y de la acción. Y en esta guerra no hay neutrales. Cada uno, en función de las elecciones que hace en su vida, se ha alineado en un determinado campo de batalla: o bien con la resistencia práctica a la decadencia y a la cultura de la droga, o bien con la complicidad orgánica apoyando, instigando, financiando, participando en el tráfico de drogas. Y si, el compañero de la lucha revolucionaria Christos Tsigaridas dijo una vez que …esperamos que los espectadores al menos se avergüencen, diremos que la vergüenza es una palabra que ha perdido su significado y peso en los años de decadencia. Su lugar debe ser ocupado por el miedo y la ira. Fuerza a los que traducen en acción los efectos de los tiempos que vivimos. Fuerza y solidaridad a quienes, frente a la decadencia, el compromiso y la resignación, insisten en luchar.

¡Sin complacencia, sin tregua!

De Exarchia a Tesalónica, la guerra contra el narcotráfico continúa…

Solidaridad con los compañeros N. Matarraga y G. Kalaitzidis

Organización Acción Anarquista – Resistencia anarquista contra la decadencia
(Αναρχικές αντιστάσεις ενάντια στην παρακμή)

 

FUENTES: DARK NIGHTSATHENS INDYMEDIA
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA