En los últimos tiempos hemos visto el creciente esfuerzo de varios grupos nacionalistas por establecer su presencia en los distritos occidentales de Tesalónica. Varios grupos de fascistas intentan dirigir por la fuerza las ocupaciones que se han producido en los últimos meses en varias escuelas hacia un rumbo claramente nacionalista. Ocupaciones por parte de estudiantes que plantean como temas principales la devaluación educativa, la privatización de la enseñanza, la total falta de medidas de protección y prevención en cuanto a la propagación de la burla, las instalaciones estructurales deficiente y más. Cuestiones, que entendemos tocan la prioridad de clase del estado en cuanto al aprendizaje, ya que la mayoría de estas escuelas son EPAL (Evosmos, Stavroupoli), sin hacer distinciones en cuanto a qué nacionalidad los estudiantes pueden o más bien no pueden reclamar su derecho al libre aprendizaje. Algo que, al parecer, no pueden aceptar los defensores de la retórica nacionalista, cuya prioridad es que las escuelas estén compuestas íntegramente por alumnos griegos, despreciando así la desvalorización y el empobrecimiento al que son sometidas las personas de nuestra clase por parte del Estado incluso a una edad tan temprana.
Por supuesto, la dirección de las prioridades de esta gente no nos sorprende en absoluto. Los grupos fascistas siempre han estado, ya sean organizaciones como Amanecer Dorado o parafernalias más desorganizadas como en los últimos acontecimientos la Eneth, vendiendo un cuento de hadas antigubernamental y a veces antipopulista para convencer a las masas de que van a marcar la diferencia, de que van a provocar un cambio. De qué cambio se puede hablar cuando los intereses de estos grupos van de la mano de los intereses del Estado y de la patronal. ¿Qué solución han dado o incluso propuesto para el paro, la flexibilidad horaria, los salarios y pensiones de hambre, la precariedad y la pobreza en general? De qué cambio podemos hablar cuando, con el paso del tiempo, allí donde el Estado es incapaz de intervenir, el fascismo actúa con su largo brazo. Con innumerables ataques en los últimos años, siempre a los más débiles o a los diferentes, con cuchillos, pistolas, palos y puños a los inmigrantes e incluso a los niños, con la violencia contra los estudiantes que reaccionaron a las ocupaciones nacionalistas, con cócteles molotov en los balcones de las familias extranjeras, con ataques a las estructuras del movimiento, asumiendo así el papel que el Estado no quiere asumir. De qué cambio podemos hablar cuando estos ataques van acompañados de la total tolerancia de la policía.
Uno de estos grupos que han estado activos en Tesalónica en los últimos años es la Santa Compañía, una organización con un análisis profundamente cristiano y nacionalista en su discurso. La Santa Compañía estuvo al frente de los disturbios en Oraiokastro en 2016 cuando los niños refugiados querían ir a la escuela local. En 2017 encabezó bloqueos y disturbios en protesta por el espectáculo «anticristiano» «La hora del diablo». Se encontró en las concentraciones nacionalistas en Macedonia que desembocaron en la quema de la casa okupa Libertatia y en el ataque a la escuela EKX el 21/01/18. Creó el Orgullo Macedonio, una fiesta nacionalista en un intento desesperado de mantener viva la cuestión macedonia en formato de aniversario. Organizó las marchas por la muerte del fascista Katsifa, así como participó en las protestas nacionalistas primero contra el encierro y luego contra las vacunas. Por último, trató de capitalizar los acontecimientos convocando una marcha nacionalista en el barrio. Basándonos en estos aspectos destacados de las actividades de la Santa Compañía, podemos entender fácilmente que este grupo, a lo largo del tiempo, trata de seguir las noticias para reunir y organizar al mayor número de personas posible.
En este punto no podemos dejar de mencionar las luchas y la presencia constante del movimiento antifascista. Un movimiento que ha jugado un papel decisivo en la forma y distribución actual de los equilibrios de la ciudad. No ha dejado de luchar contra el fascismo y todo lo que lo origina, desde la constante presencia pública en las calles hasta los ataques nocturnos, desde las campañas masivas de carteles y patrullas hasta el enfrentamiento directo y el aplastamiento de los fascistas. La lucha multiforme radical antifascista aportó soluciones en un momento difícil en el que el gobierno de Syriza enturbió las cosas a nivel social. Así que en este contexto nosotros, como parte integrante de este movimiento y como carne de la carne de los oprimidos y explotados, asumimos la responsabilidad del:
- La colocación de un artefacto incendiario en el coche de Panagiotis Bekas, un fascista, ex soldado y durante años miembro de la Santa Compañía en la calle Kolokotronis 3 en Sikies, Tesalónica el 10/01/22. Dedicamos esta acción a la okupación desalojado la Biológica.
- Colocación de un artefacto explosivo en la casa de Maki Kougioumtzidis, fascista y durante años miembro de la Santa Compañía, en la calle Elena Theodoridou 6 en la zona de Ippokratio de Tesalónica el 27/01/22. Esta acción fue nuestro propio homenaje al aniversario de Imia*.
Hacemos un llamamiento al mundo del antifascismo militante para que pase a la acción. Los días en que los fascistas actúan y se mueven sin ser molestados deben terminar. Ya sea que se llamen Enteh o Santa Compañía o que estén en la parte occidental de la ciudad o en la parte oriental, deben ser aplastados en todos los barrios.
Analizando la situación con las herramientas que tenemos como movimiento competitivo, llegamos a la conclusión de que vincular la acción antifascista a los sujetos que viven en su propia piel el racismo, el sexismo, la homofobia y la explotación y opresión de clase, abrirá el camino a nuevas luchas individuales necesarias para desmantelar el Estado y el capital. Nuestro compromiso con la acción antifascista se hace necesario, su integración y la de todas las luchas individuales en el conjunto de la lucha revolucionaria se considera esencial e imperativa. La guerra contra el estado fascista y la patronal no se detendrá hasta que vivamos en un mundo de libertad e igualdad. Para que ningún inmigrante vuelva a ser masacrado, ninguna mujer sea maltratada, ningún trabajador sea empobrecido.
Anarquistas contra el olvido
*Crisis de Imia, enero de 1996, crisis militar que casi acaba en guerra total entre Grecia y Turquía por la pequeña isla de Imia. Fascistas y nacionalistas marcan el aniversario especialmente por la muerte de tres oficiales de la marina griega que murieron al estrellarse su heilcopter durante la crisis, que algunos afirman que los militares turcos derribaron.
FUENTE: DARK NIGHTS
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA