El día 8 de mayo nos reunimos frente a la cárcel de San Miguel entre compañerxs antiautoritarixs, cómplices voluntades y familiares de los 81 presos asesinados en el incendio de 2010. Nos reunimos para recordar ofensivamente al compañero Mauricio Morales, el Punki Mauri, quien murió el 22 de mayo de 2009 producto de la explosión acelerada de la bomba que llevaba hacia la Escuela de Gendarmería.
Mauri murió intentando atacar a la escuela de carceleros y justo frente a uno de sus edificios, manchado con la sangre de 81 presos muertos, reivindicamos su memoria, su vida, su decisión de ataque.
Aún cuando boicotearon las instalaciones eléctricas y cortaron la luz de los postes en un burdo intento por dejarnos sin energía… con porfía y decisión sacamos la actividad adelante, demostrando una vez más que todo se trata de superar obstáculos.
Nos regocijamos en el torpe intento por amedrentarnos y en sus caravanas de carros policiales intentando detenernos una vez terminada la actividad, solo nos demuestran cuanto les molesta la memoria de Mauri, la memoria negra… nos alegra infinitamente ese resultado.
Un abrazo sincero a todxs quienes colaboraron de una u otra forma para que la iniciativa saliera adelante.
Lxs esperamos en la actividad de Memoria y Kontrakultura del sábado 20 de Mayo en la Biblioteca Manuel Rojas.
Nuestrxs muertxs nos acompañan en el caminar.
Hasta destruir el ùltimo bastiòin de la sociedad carcelaria…
“La vitalidad de la anarquía reside justamente en dejar de ser un producto digerible y ser lo contrario:
una afilada y punzante puñalada al sistema” – Mauri –
(TEXTO REPARTIDO DURANTE LA ACTIVIDAD)
El año 2009, en las primeras horas del 22 de Mayo, la silueta de un hombre vestido de negro se dibuja pedaleando por las inmediaciones del barrio Matta, avanza sin pausa, decidido a atacar. Se detiene y baja una mochila. La noche está quieta y fría, no hay curiosxs, nadie lo ve. De pronto un haz de luz y un violento golpe cambiarán el panorama por completo.
A la 1:24 de la madrugada, el estruendo de una detonación viajó acelerado por las calles del viejo barrio. En medio de la calle Ventura Lavalle yacía una persona, una estela de pólvora envolvía el cuerpo como aura de una despedida, a un costado quedó un revólver calibre 32, con una sola bala alojada en la nuez…
Así moría el compañero/hermano Mauricio Morales, al estallar antes de tiempo la bomba que transportaba hacia la escuela de Gendarmería. Mauri se iba así de este mundo, de forma instantánea, a tan solo unos metros de su objetivo.
Pretendía atacar la nefasta institución de gendarmería porque comprendía el rol de carceleros que representan, encerrando y torturando a miles de personas dentro de las prisiones, custodiando los intereses de la autoridad, serviles y rastreros con los poderosos; déspotas con quienes viven el encierro y quienes son solidarixs con ellxs.
Han pasado 8 años desde aquella madrugada, el poder festinó hasta el cansancio con su muerte, exponiendo imágenes, persiguiendo a sus cercanxs, allanando casas entre pomposas declaraciones, escupiendo órdenes de captura y reclusión. Han pasado 8 años y Mauri aún goza de buena salud entre conspiradorxs, antiautoritarixs, negros corazones, alegres encapuchadxs.
Mauri y sus ideas/prácticas de libertad, aún siguen iluminando la noche, tatuando muros con pintura o papel, circulando entre publicaciones, acurrucado en el afecto de los corazones que aman la libertad como un valor intransable sin opciones de renuncia.
Aún resuenan sus carcajadas y está, aún cuando físicamente no podamos verlo, continúa riéndose de jueces, gendarmes, fiscales y policías, tomando posiciones en la guerra social, acelerando el pulso y en permanente conflicto con la autoridad.
Ávido de nutrirse de experiencias, de aportar donde fuera, como fuera, plagado de un mundo de contradicciones y defectos, pero con la clara certeza de aniquilar hasta el último bastión de la sociedad carcelaria, para que emergiera la tierra libre, sin dominación, sin capitalismo, trabajo asalariado, sin explotación, sin propiedad privada, sin privilegios, sin roles de poder.
Fue creciendo entre ediciones de libros, levantando actividades, escribiendo cuentos, poesía, canciones, revistas; pintando murales, cortando la calle, elevando el conflicto. Antisocial, pero tremendamente sociable y empático con quienes le rodeaban. Asumió un enorme desafío, trazando un largo camino de vida, buscando y abriendo senderos que negaran la autoridad en cualquier forma que esta se presente, amigable o brutal.
Esa urgencia por vivir, esas opciones y decisiones indudablemente lo llevan a caminar cerca de la muerte, pero también y sobre todo fueron estas decisiones las que lo hicieron vivir como realmente quería. El 22 de Mayo de 2009 murió un hermano que decidió vivir en guerra y aún cuando no todo sea alegría, queda el tremendo orgullo de ese tránsito recorrido.
Buen Viaje compañero, se uno con la tierra…
“A la vida es necesario brindarle la exquisita elevación del brazo y de la mente”. – Severino
PORQUÉ ESTAMOS AQUÍ
Recordar a un compañero anárquico que murió combatiendo a los carceleros justo frente a la cárcel donde el Estado y Gendarmeria asesinaron a 81 presos el 8 de diciembre de 2010 tiene un especial significado y valor.
Este espacio callejero, este corte en la normalidad de la ciudad lo han ganado las familias, con persistencia y decisión, convirtiéndolo en un espacio de memoria y también en un punto de encuentro anticarcelario, por ello estamos hoy aquí recordando a un compañero que luchó contra las prisiones hasta el último día de su vida.
La decisión de Mauri de atacar a los carceleros es resultado de una permanente búsqueda de liberación, transitando por diferentes caminos que van nutriendo las ideas, convicciones y prácticas de quienes se declaran abiertamente en confrontación con todas y cada una de las dinámicas del Poder.
Las cárceles, centros de tortura y exterminio son piezas fundamentales para mantener y perpetuar el orden que solo a los poderosos beneficia. Las cárceles son la amenaza siempre latente con la que pretenden amedrentan a cualquier intento de disidencia. Las cárceles son las jaulas donde encierran la vida condensando lógicas jerárquicas y de dominación.
Combatimos las cárceles y jaulas porque amamos la libertad. Combatimos a los carceleros porque despreciamos el poder.
No son nuevos los hostigamientos, vejaciones, torturas y matanzas al interior de las prisiones, esta es una constante histórica. La cárcel donde quiera que se encuentre y bajo el régimen que sea es producto y a la vez reproduce valores autoritarios.
Pero el 8 de diciembre de 2010, diversos engranajes autoritarios se movieron al mismo tiempo, un día más se transformó en la matanza carcelaria más grande de este territorio. El fuego se expandió con rapidez y fuerza al interior de la torre 5 de la cárcel de San Miguel, momento donde Gendarmería dejó ver su rostro de sanguinaria felicidad en un pretendido camuflaje de miedo… dejando morir a 81 presos al interior de los módulos.
Aquí el responsable de apagar 81 vidas no es el fuego, es la cárcel y con ello quienes la defienden y sustentan… carceleros, jueces, fiscales y policías son cómplices de la masacre carcelaria donde una vez más el poder hoy vestido de democracia, muestra sus verdaderas intenciones… la tortura y el terrorismo de Estado, sin embargo no es necesario un incendio ni decenas de muertes para saber que este tipo de violencia es cotidiana al interior de los centros de exterminio, es la constante práctica de Gendarmería con presxs y familiares.
Todas estas situaciones llevaron a Mauri a accionar desde una mirada y práctica anticarcelaria forjando valores solidarios, diluyendo el adentro-afuera de los muros de las prisiones, en una urgencia por vivir coherente a sus ideas, sin pasividad ni resignada sumisiòn. Con autonomía y libertad. Coherencia y convicción.
Tras el incendio en San Miguel, las autoridades políticas y carcelarias pretender imponer amnesia, remodelando algunos módulos, el año 2012 transforman la prisión en una cárcel de mujeres. Tras esos muros permanecen encerradas algunas de nuestras compañeras. Saludamos fraternamente a todas las presas en las jaulas de san miguel.
Los poderosos intentan congraciarse con las familias de los 81 presos y buscan explicar lo sucedido como una simple pelea entre grupos adversos, en un intento por invisibilizar la maquinaria de muerte lenta que es toda cárcel. El incendio es la consecuencia lógica de un entramado perverso que busca aniquilar a las personas que viven dentro de las jaulas.
El poder busca orientar la memoria hacia las aquietadas aguas de la institucionalidad, como si dentro de los márgenes legales de la sociedad que asesinó a los 81 presos pudiésemos encontrar la solución al conflicto.
Por ello estar aquí es también un forma de rebelarse ante la amnesia y la resignación, seguimos, con una incandescente memoria.
NUESTRA MEMORIA ES NEGRA, NUESTRO CORAZÓN TAMBIÉN
A pocos días de cumplirse 8 años de aquella noche negra de mayo, donde el cuerpo de un guerrero anárquico emprendió el viaje, hacemos el ejercicio de traer desde la acción al compañero que ya no está físicamente junto a nosotrxs en el sendero antiautoritario.
8 años donde las ideas y convicciones se transformaron en la práctica del ataque en ofensiva, donde la decisión de ir más allá con la voluntad, la razón y toda la fuerza necesaria fue tomada por un compañero de carne y hueso, con sus ideas, pretensiones, afectos, cariños, emociones, contradicciones y defectos…
Ni la decisión de ataque ni la muerte, son simples estadísticas para la historia o libros que recopilan lo que otrxs hicieron, son valiosas experiencias de quienes han entregado su vida al combate contra la autoridad, y defender esa memoria es labor de todxs quienes sientan el mismo pulso y empuñen las mismas herramientas, cada unx con sus formas y miradas, con total autonomía.
Abrazado a la defensa de la memoria va el dolor de la pérdida de nuestrxs compañerxs, seres queridos, hermanxs y amigxs, la muerte nunca deja algo positivo en lo más profundo de nuestras emociones, la tristeza está presente en el encontronazo con la muerte, pero aquello no debe significar un derrumbe. De la muerte, de cada vida hermosa de nuestrxs compañerxs tienen que emergen y florecer nuevas fuerzas y voluntades anárquicas, abriendo nuevos horizontes donde continuar siempre en lucha contra lo que intenta dominarnos, ese es el mejor saludo a quienes han emprendido el viaje.
No negamos su memoria, porque aquello sería irrespetarles y castrar la dignidad del combate. Los sentimientos de afecto y amor hacia nuestrxs hermanxs potencian nuestro propio caminar. No negamos nuestros sentimientos, nos abrazamos a ellos para continuar en pie de guerra.
Hablamos de nuestrxs muertxs porque son parte del camino que transitamos, en ellxs hemos encontrado ideas y prácticas comunes, por ello aún desde la lejanía espacial y/o generacional nos permite sentirnos parte de un mismo recorrido de lucha. Nuestrxs muertxs son abono para las convicciones antiautoritarias y son semilla negra de confrontación, nutren la actualidad de la revuelta y permanecen vigentes en cada gesto que desborde a la autoridad.
La memoria viva es acción antiautoritaria. Recordar vidas, combates, muertxs, prisonerxs es también para del camino de confrontación a lo establecido. La memoria no solo es importante emocional y anímicamente sino que es la esencia que le entrega continuidad histórica al combate llevado a cabo por tantxs guerrerxs a los largo de siglos de explotación. Nuestra historia se entreteje con hilos negros.
Nuestrxs muertxs no son pasado estático, la fuerza de sus vidas, la experiencia de su camino sigue aportando en el cotidiano de lucha, están presentes con nosotrxs, entre nosotrxs nutriendo nuestros propios desafíos.
Por qué decimos que están aquí?, porque sus ideas, sus acciones, lo que han sembrado como negra semilla, permanece no solo vigente, sino que contagiando y animando a nuevos compañerxs. Están aquí, entre quienes levantan actividades, van tatuando paredes, okupando casas, escribiendo canciones/propaganda, cortando la calle y elevando el conflicto.
Contagiar y propagar la fuerza de las vidas de nuestrxs compañerxs que ya no están físicamente es tarea indispensable para alimentar nuestro presente, para no olvidar y potenciar un futuro de permanente insurrecciòn.
Abrazando en cada acción antiautoritaria a nuestro compañero Mauri que se funde con las fuerzas de la naturaleza salvaje, orgullosxs y alegres de haber cruzado nuestros caminos. Desde la memoria iconoclasta, lejos de cualquier altar e idealización, nuestrxs muertxs nos acompañan en el caminar.
Hasta destruir el último bastión de la sociedad carcelaria!, porque nada ha acabado, todo continúa.
Ni un minuto de silencio y toda una vida de combate
Colectivo Sacco y Vanzetti
Mayo 2017