Con algo de esfuerzo y voluntad logro encontrar, o más bien hacerme, un momento de tranquilidad y silencio en un espacio donde la privacidad no existe, y eso que me encuentro dentro de uno de los módulos con menos presas y por ende algo más tranquilo. Me dispongo, tomo mi lápiz, mi cuaderno y algo sucede que las palabras no fluyen tan fácil. ¡El principio… los principios! Son mi tropiezo al escribir, y esta vez pensar en un comienzo de algo importante para mí como lo es este comunicado se me hace algo dificultoso. Dejo el lápiz y me sumerjo en mi cabeza para galopar marcha atrás en eso que humanamente, y por ende ilusoriamente, se imagina como una línea de vida, me sujeto de esta cuerda humana y la tiro con mis manos ansiosas para llegar de vuelo a uno de mis momentos atesorados.
Febrero del 2015. Estoy en el extremo sur (Patagonia) con la única compañía material de una mochila y una navaja en medio de un bosque alejado de todo rastro humano y civilizado. Estoy ahí porque un mes antes, y súbitamente, se me instala la idea y el impulso de que tengo que irme, viajar lejos de la urbe, de que hay algo que tengo que vivir y que tiene que ser en esos momentos. Decido, esa vez, dejarme llevar por ese impulso para encontrarme y llegar al lado de los árboles en un atardecer patagónico. Ese momento, fue todo un desafío personal (y así lo quise) al enfrentarme por primera vez a solas con una oscuridad total en medio de la naturaleza. Al principio sentí temor, lo que hizo que mis sentidos se agudizaran y abrieran paso a otra realidad, una escapada de toda humanidad, una totalmente salvaje que me abrazaba esa noche.
07 de abril del 2015, siete u ocho de la tarde, la primera tarde en prisión. Estoy sola en pleno atardecer carcelario y mi cuerpo se apega a los barrotes para aprovechar los últimos rayos del sol. Desde ese momento supe que estaría un buen rato, que esas murallas, rejas y barrotes poblarían mis ojos. Sonrío y me agradezco que entre mis últimos recuerdos se colmaran plantas, árboles, flores, aves, insectos y animales. Este es el desafío civilizado y aquí no hay unión.
07 de abril del 2015, madrugada. A lo lejos soy espectadora de mi propia acción. La zona se tapa con el zumbido de una explosión causada por la combustión, mientras empiezo a ver una gran masa de humo negro que crece por sobre cualquier altura visible, casas, edificios, las feas moles de cemento, son sobrepasadas, la destrucción disfruta de la noche me saco una sonrisa que hasta ahora se mantiene al saber que el objetivo en este caso un bus de transporte público se ha quemado por completo. Doscientos treinta millones de pesos en inversión a un “bien” social se han perdido. Junto a otras perdidas y daños que paralelamente ocurren en otras acciones coordinadas y en complicidad en esa madrugada de destrucción.
Hay circunstancias que se dan de forma accidental y azarosa, y otras que son errores. El haber estado una hora después detenida bajo la mirada de todo tipo de policías fue un error nuestro y solo nuestro que hizo desde ese momento y hasta ahora que las rejas sean una constante. Pero no vale la pena victimizarse, culparse y castigarse como lxs cristianxs. Ahora solo escarbo en esos recuerdos para sacar cosas en limpio que me ayuden a “futuro”, y para dar a entender, que en las acciones el impulso y los deseos deberían siempre apoyarse de ciertas tácticas y seguridad. La cosa y aceptando las consecuencias, es también mantener nuestra “libertad” o al menos prolongar el máximo de tiempo nuestros movimientos. Pero volviendo a la detención ahí estaba yo en el calabozo en pleno silencio y mirando todo movimiento de los despreciables sujetos uniformados que se movían de un lado a otro mientras hablaban, llamaban y me miraban. Transcurrido un rato se presenta a la escena un sujeto de terno, que no encajaba con los uniformes cuadrados y grises de la habitación, este personaje pasa a ser el jefe de aquellos hombres. Hombre que se presenta en plena madrugada para tomar el control del caso y que posteriormente me entero que es el mismo sujeto a cargo del “caso bombas 2” del 2014. Todo se estaba ordenando y aclarando, el show judicial empezaba a abrir su telón bajo el mando del fiscal Orellana perteneciente a la fiscalía especializada en crimen organizado, junto con un selecto equipo de policías especializados. Especialización, esa es la palabra y la dinámica de ahora, luego de grandes fracasos públicos para ellos, como lo fue el primer caso bombas ocurrido en el 2010. Caso que luego de largas investigaciones y dedicación todas/todos las/los compañerxs acusadxs logran salir absueltxs dejando en evidencia de forma incluso pública, lo ridículo del proceder de los aparatos de investigación, y dando cuenta de que se trataba de una persecución política que tenía como fin la desarticulación de todo un entorno anárquico.
Era evidente que la forma de investigar y proceder tenía que cambiar, y así lo han hecho a través de la especialización y la ciencia. Se han preparado con equipos de dedicación exclusiva para casos de “esta índole”, es decir, casos con una clara intención de atacar estructuras, símbolos o personas de esta asquerosa civilización. Mientras que la ciencia entra de lleno a través de las catalogadas pruebas técnicas y científicas, como el ADN, huellas digitales, geolocalización, entre otras. Al respecto hay que aclarar que esto no es que no haya existido antes o sea algo totalmente nuevo, sino que ahora tiene más relevancia y credibilidad que una prueba meramente política, como lo es un libro o un afiche que vendrían siendo más bien un apoyo. La cosa, al menos superficialmente, es dar a entender que se persiguen delitos y no ideas.
El último tiempo transcurre, e intuyo que las absoluciones y penas a cumplir en la calle, están siendo algo del pasado. El avance en el ámbito de las investigaciones también se enlaza con un avance judicial. Prueba de esto es la nueva modificación realizada en febrero de 2015 a la ley de armas y explosivos, y ante la cual soy la primera procesada bajo esta modificación (específicamente por colocación y activación de elemento incendiario). En palabras simples y rápidas, la condena se hace en cárcel (efectiva) y el mínimo de tiempo que te pueden dar son tres años y un día. Es simple darse cuenta que la modificación es realizada ante el hecho de que el estado y su justicia no lograba castigos ejemplificadores ante el accionar confrontacional (anárquico, nihilista, ecoanarquistas, ecoextremistas), quedando absueltxs o con penas en calle la mayoría de las personas imputadas por tales actos. Evidentemente fue preciso endurecer la ley donde la mayoría de nuestras acciones se catalogan debido a los elementos utilizados como explosivos o elementos incendiarios, que son catalogados como armas. Agrego además, según mi parecer, que estas medidas se toman en respuesta a una activación de acciones confrontacionales que se venían dando en ese último tiempo, luego de un periodo de letargo (en cuanto a acciones) post caso bombas 2010. Esto lo hago saber con alegría al saber/ver que todo se volvía a activar y nunca con el afán de culpabilizar ciertas acciones con el endurecimiento de leyes. De entrar en estas lógicas no haríamos nada, ni siquiera pensar y practicar una vida al margen. Hablo de todo esto porque discutir sobre los detalles del proceso judicial o acusar las irregularidades o vicios de estas instancias me parece irrelevante en “mi” caso, de partida porque esto no es un montaje y por ende las pruebas a pesar de las licencias y grandes errores por parte de lxs inquisidorxs no llegaran a establecer “inocencias” ya que no creo en estas lógicas y asumo personalmente mi accionar. Por otro lado, y a pesar de ciertas esperanzas de que todo se derrumbaría y podría salir, no busco un juicio digno ni limpio ni justo. Me niego a buscar esos valores en una justicia civilizada que me desagrada y que de principio a fin tiene como norte mi encarcelamiento. Por eso, preferí hablar sobre el contexto en el cual soy detenida y enjuiciada para darlo a conocer de forma directa y experiencial. El fin, supongo, es llamar a estar más atentxs y cautelosxs, ya sea en la lucha callejera o en acciones de sabotaje. No obstante, no olvidemos, o al menos para mí, que las dinámicas jurídico policial no deberían ser un factor que determinen nuestras acciones e impulsos.
18 de mayo del 2016. Soy declarada culpable por tres sujetos/as devotos/as de la justicia. Sé que la decisión la han tomado hace mucho rato. Sé que la negativa a hablarles en esta sala les ha molestado de sobremanera. Pero hay algo que ha impulsado cada una de mis decisiones. Aquí no se trata de un montaje, nunca lo ha sido, y esto no es más que consecuencia de mi propia acción y posicionamiento frente a lo que desprecio. Mi acción por lo que fui detenida ese 7 de abril del 2015, fue incendiar un bus de locomoción colectiva por ser un blanco y maquinaria del avance civilizador. Por ser símbolo y utilidad de la ciudad. Esto acorde y como gesto con lo que he ido sintiendo y reflexionando en mi vida y lucha.
Sé que los blancos, desde una posición anarquista o anti civilización, son muchos porque son múltiples los sujetos/as, instituciones, símbolos y estructuras que representan una autoridad represiva y opresiva. Es por eso que hace sentido cuando se habla de una liberación total, puesto que todos estos frentes a despreciar conforman y son parte de un pensar, sentir, concebir y construir un mundo desde una cosmovisión civilizadora, a esta altura totalmente superficial, antropocéntrica, patriarcal, etc., generadora de realidades y sujetos/as vacíos, superficiales, capitalistas, represivos/as, castrados/as, patriarcales, misóginos/as, desconectados/as de otro tipo de vida, al creer que la única óptica verdadera es la humana enfermiza que abunda en las ciudades.
En este camino de ir despreciando, rechazando y atacando. De ir también amando y tomando importancia a ciertos seres y experiencias, de ir en conclusión, confrontando autoridades, moldes, despreciables formas de vida de carácter cultural-civilizador, es que se me ha hecho importante visibilizar el patriarcado, como también y con mucha importancia y afán, el eco-anarquismo y la radicalización de lo que se podría llamar ecologismo.
Soy una individua que ha experimentado por imposición cultural y estratégica la represión patriarcal de esta civilización, y que he empezado a optar, desde una perspectiva anti “victimicista”, con grandes dificultades, contradicciones y tropiezos, por evitar, enfrentar y hacer ajenas aquellas dinámicas y lógicas que desprecian, menosprecian y cosifican mi cuerpo y mi forma de ser.
Es extraño tener que explicar este frente como algo que se escoge para enfrentar, y no un asunto que se da de forma espontánea en cualquier vida e idea que conlleve una postura disidente y de confrontación con lo establecido y lo existente. Pero en la realidad este tema (patriarcado), tan presente en las cotidianidades, no resuena mucho, y muchas veces se le da poca importancia, olvidándose que las deconstrucciones son fundamentales para cualquier ser con una postura antagónica a esta civilización.
No busco un matriarcado como fin, ni la imposición de la mujer sobre el hombre, ni mostrarme mega dura y fuerte, desde una forma competitiva (porque la dureza y la fuerza toma diferentes tonalidades según el sentido) para ganar un “puestecillo” o respeto. Estas son lógicas que trato de evitar y hacerlas ajenas a mi vida, que buscan destruir e ir más allá de las categorías socialmente impuestas. Para ir buscando mi autonomía e individualidad, apostando por otro tipo de vida que pueda ser capaz de “experienciarlas” con otros conocimientos y sensibilidades, otras dinámicas de relaciones de afinidad, amor, sinceridad, respeto y cuidado hacia nosotrxs y nuestrxs hermanxs de vida y lucha.
Yo me opongo a la realidad civilizadora, entrando en contacto y reencontrándonos con una realidad milenaria y principal que es la naturaleza salvaje, la cual se ha tratado de desprender de nosotrxs por el impulso controlador, manipulador, destructor a gran escala (porque todo ser vivo de alguna manera genera una manipulación y modificación de su entorno, pero nunca llegan a tales magnitudes y grandes destrucciones como la humana) por parte de la civilización y su mentalidad, apoyada en tecnologías y maquinarias. Ya se arrasó las ciudades y los /as sujetos/as llenándolos de conocimientos y conductas miserables que son perpetuados con orgullo por estos mimos sujetos/as humanos-ciudadanos/as-civilizados/as, alejados/as de todo salvajismo e instinto propio. Lo mismo que han querido hacer con todo brote de naturaleza salvaje, ya sea secuestrando animales e industrializándolos, infectando mares, deforestando bosques, etc.
Consciente estoy de haber sido criada en la civilización. Pero también sé que quiero la perseverancia y la fuerza de la naturaleza salvaje, aun cuando de forma autónoma se defiende y mantiene a sus modos.
Me despido señalando en estas palabras mi profundo aprecio y cariño para todas las hermanas que han hecho que durante este proceso carcelario me mantenga fuerte y contenida. Desde la alimentación y la importancia que esto tiene para mí, al usar mi cuerpo en lucha, las hierbas que me han acompañado en momentos tensos, sus presencias en las visitas que rompen con lo monótono, sus voces que me acompañan en los llamados telefónicos, sus palabras en las cartas que quiebran los muros, y los diversos gestos que invaden de sensaciones la espacialidad carcelaria. Fuerza para cada una de ustedes que se enfrentan y luchan cotidianamente en defensa de lo que han escogido ser y vivir. Incluyendo a las hermanas que son madre y que no se someten a una vida ciudadana-civilizadora, aunque esto les cueste la pérdida de sus crías y someterse a la despreciable justicia.
Un abrazo para mis hermanos y ciertos compañeros que también han hecho de estos momentos algo más llevadero.
Ayudándome, brindándome risas, compañía y cariño.
Complicidad con quienes a través de la acción directa llevan sus cuerpos, deseos e implementos, a la confrontación con lo establecido y civilizado. Ver, o leer sus acciones y saber que todo continúa. Eso me colma de fuerzas.
Con lxs hermanxs con quienes compartí este tipo de experiencias un abrazo apretado y afectuoso.
Para otrxs compañerxs, con quienes no tuve necesariamente un lazo directo, gracias por cada gesto.
Por último, pido tener en cuenta y a modo de favor y respeto, que de ahora en adelante, en cualquier tipo de acción o gesto (propaganda, panfletos, actividades, información virtual, foros etc.), se considere mi individualidad sin vincularme con Javier Pino.
Solidaridad con las compañeras y compañeros prisionerxs en las cárceles. Aquí dentro nada acaba! Fuerza y entereza para los compañeros de Santiago 1 y del C.A.S. para los compañerxs en España (gran abrazo y solidaridad con Mónica y Francisco), Grecia, Italia, México y Norte América. Saludos para quienes sus pasos burlan la ley. Que su fuga se mantenga a pesar de las dificultades.
Con todo el cariño anhelando la libertad de mis compañeras María Paz, Nataly Casanova, Natalia Alvarado y Tamara Sol.
Fuego a la civilización Patriarcal y antropocentrista!! Memoria activa con lxs compañerxs que físicamente han muerto en enfrentamiento.
Ya nos vemos pronto en la calle o tal vez más lejos.
Tato (Natalia Collado),
desde la prisión de San Miguel (próxima al traslado a la prisión de San Joaquín)