NARODNAYA VOLYA “LA VOLUNTAD DEL PUEBLO”

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Escrito por Instinto Salvaje

El siguiente texto busca rescatar parte de la historia de un grupo nihilista olvidado en el tiempo, sabemos que una vida o una acción no pueden ser reducida a un papel, pero queremos realizar este pequeño gesto a compañeros y compañeras que no dudaron en dar la vida en la consecución de la destrucción de todo tipo de autoridad.

La construcción del presente documento fue realizado con mucha dificultad, ya que el acceso a la información es restringida por el idioma, archivos desaparecidos y el mismo mutismo de la historia de la lucha llevada a cabo por compañeros y compañeras que no se reconocen bajo el prisma autoritario, sino que se reconocen como antiautoritarios tanto de discurso y práctica. Por lo cual hacemos un llamado a cualquier individualidad que tenga mayor información que nos los envíen para que se pueda nutrir aún más este texto, se los agradeceríamos mucho. Hemos usado como fuente el libro escrito por una de las compañeras de Narodnaya Volya, Vera Figner “Rusia en las Tinieblas” (Memorias de una Nihilista) y otros documentos enviados por individualidades.

Queremos construir la memoria de nuestros y nuestras combatientes, la lucha antiautoritaria. Muchas acciones, individualidades y gestos revolucionarios que hemos olvidado y buscamos en otros caminos e ideas esa memoria de lucha que claramente no son las nuestras, somos anarquistas y nihilistas, por ende no podemos construir nuestra lucha y memoria sobre la base de ideas autoritarias y de nuestro enemigo histórico, que no ha dudado en usarnos para la consecución de sus objetivos, luego nos encarcelan y nos asesinan, para nosotras la lucha es nuestra vida y no es algo que se pueda tranzar.

Esperamos que en estas líneas que relatan la historia de nuestros hermanos y nuestras hermanas sientan el amor que se dedicó al reconstruir una parte de su historia y porque no decirlo de la nuestra. El texto desde lo más profundo de nuestro corazón va dedicado a cada individualidad que participo de este grupo nihilista y en especial a la compañera Sophía Perovskaya quien se convirtió en la primera mujer rusa ejecutada como “delincuente política”.

Narodnaya Volya

narodnaya-volyaOrganización nihilista formada el año 1879, luego de que Semlya i Volya (tierra y libertad) se dividiera en dos grupos: Repartición Negra que seguía la misma línea de Semlya, y Narodnaya Volya (Voluntad del Pueblo) que estaban a favor de una organización de conspiración para la subversión y la entrega del poder al pueblo, donde la acción armada era un medio de defensa, de autoprotección y un poderoso instrumento de agitación que se empleaba para alcanzar determinados fines, siendo uno de estos fines indispensables, la muerte del zar.

Vera Figner, Anna Korba, Andrei Zhelyabov, Olga Liubatovich, Nikolai Morozov, Timofei Mikhailov, Lev Tikhomirov, Mikhail Frolenko, Grigory Isaev, Sophia Perovskaya, Nikolai Sablin, Ignatei Grinevitski, Nikolai Kibalchich, Nikolai Rysakov, Gesia Gelfman, Anna Yakimova, Sergei Kravchinski, Tatiana Lebedeva y Alexander Kviatkovsky se unieron a Narodnaya Volya.

El día 19 de noviembre de 1880 intentaron usar la dinamita para destruir el tren donde viajaba el Zar, la mina había sido colocada bajo los rieles de la vía y los hilos conductores estaban tendidos a bastante distancia en el campo; las personas encargadas de la acción se hallaban en sus puestos al pasar el tren, a la primera señal que dio Perovskaya, Stepan Schiraiev no unió los electrodos, y uno de los trenes pasó ileso; a la segunda señal descarriló el segundo tren. Pero el zar había pasado en el primer tren; en el segundo solo pasaban los servidores de la corte. Fue un fracaso, más el hecho en sí, causo una gran impresión en Rusia y tuvo un eco resonante en toda Europa.

En noviembre 1879 Stephan Khalturin logró encontrar trabajo como ebanista en el Palacio de Invierno, con la intención de ejecutar un acto revolucionario contra Alejandro II. Cuando Khalturin se hubo enterado de la situación de las habitaciones, las condiciones del palacio y los usos y costumbres de los criados, trabo amistad con el personal más bajo y, conquistó especialmente la simpatía de un gendarme que vivía con él en los sótanos del palacio. Después de estos primeros pasos, Khalturin comenzó poco a poco a llevar a la bodega en su maletín dinamita suministrada por el comité de Narodnaya. Cuando llego a tener una cantidad considerable y se creyó que el transporte de más cantidad podría comprometer la acción, se decidió obrar.

El 5 de febrero de 1880, día de la llegada del príncipe de Hesse, debía realizar Khalturin el atentado; volar el comedor del palacio y enterrar bajo los escombros al zar y su familia juntamente con el huésped puntualmente a la hora señalada de antemano, colocó Khalturin la mecha en contacto con la dinamita, la encendió y se marchó para no volver más. Cuando la familia imperial entraba en el comedor se produjo una terrible explosión. En el piso superior inmediato al sótano, donde se hallaba la guardia del regimiento finlandés, resultaron 50 soldados muertos y mutilados. Pero la cantidad de dinamita era demasiado pequeña para poder derrumbar el piso alto con el comedor. El suelo tembló y quedo combado a consecuencia de la sacudida; la vajilla cayó con estrepito, más la familia imperial salió ilesa.

El 25 de febrero de 1880, Alexander II anunció que estaba considerando la posibilidad de conceder al pueblo ruso una constitución. Para mostrar su buena voluntad fueron puestos en libertad varios presos políticos. Mikhail Loris-Melikof, el Ministro del Interior, se le dio la tarea de diseñar una constitución que satisficiera a los reformadores, pero al mismo tiempo preservar los poderes de la autocracia. El Departamento de Policía de Rusia estableció una sección especial que se ocupaba de la seguridad interna. Esta unidad con el tiempo llegó a ser conocida como la Okhrana. Bajo el control de Loris-Melikof, los agentes secretos comenzaron a unirse a las organizaciones políticas que hacían campaña por la reforma social.

En enero de 1881, Mikhail Loris-Melikof presentó sus planes a Alejandro II. Ellos incluían una ampliación de los poderes de la asamblea rural. Bajo su plan, cada zemstov también tendría el poder de enviar delegados a una asamblea nacional llamada el Gosudarstvenny Soviética que tendría el poder de iniciativa legislativa. Alejandro II estaba preocupado ya que el plan daría demasiado poder a la Asamblea Nacional y designó un comité para examinar el plan con más detalle.

Los miembros de Narodnaya Volya estaban cada vez más enfadados con el fracaso de llegar a alguna mejora. Por lo tanto, comenzaron a hacer planes para otro intento de asesinato. Los implicados en la trama incluían a Sophia Perovskaya, Andrei Zhelyabov, Vera Figner, Anna Yakimova, Grigory Isaev, Gesia Gelfman, Nikolai Sablin, Ignatei Grinevitski, Nikolai Kibalchich, Nikolai Rysakov, Mikhail Frolenko, Timofei Mikhailov, Tatiana Lebedeva y Alexander Kviatkovsky.

Kibalchich, Isaev y Yakimova fueron comisionados para preparar las bombas que se necesitaban para matar al zar. Isaev cometió un error técnico y una bomba estalló provocándole graves daños en su mano derecha. Yakimova lo llevó al hospital. Tan pronto como recobró el conocimiento insistió en salir, pero ahora en su mano derecha faltaban tres de sus dedos, siendo incapaz de seguir trabajando, pasó a Yakimova la responsabilidad exclusiva de la preparación de las bombas.

Se realizó una reunión de crisis en la que Timofei Mikhailov, solicitó que se continuara en todos los frentes. Sin embargo, Sophia Perovskaya y Anna Yakimova argumentaron que deberían concentrarse en los planes para asesinar al zar. Se acordó finalmente que Perovskaya y Yakimova tenían razón. Se decidió formar un grupo que tenía la tarea de anotar todos los movimientos del zar.

Se descubrió que cada domingo el zar daba un paseo a lo largo de Malaya Sadovaya Street. Se decidió que este era el lugar adecuado para atacar. A Yakimova se le dió la tarea de alquilar un piso frente a la calle. Gesia Gelfman tenía un piso en Telezhnaya Street y esto se convirtió en la sede de Narodnaya, mientras que la casa de Vera Figner fue utilizada como un taller de explosivos.

Nikolai Kibalchich quería hacer una bomba de nitroglicerina, pero Andrei Zhelyabov lo consideró como “poco fiable”. Sophia Perovskaya favoreció la minería. Finalmente se decidió que el carruaje del zar debía ser explosionado con granadas de mano, como una segunda estrategia, si todo lo demás fallaba, uno de los miembros debía dar un paso adelante y apuñalar al zar con una daga.

La Okhrana descubrió que había un complot para matar a Alejandro II. Uno de los miembros de Narodnaya, Andrei Zhelyabov, fue detenido el 28 de febrero de 1881, pero se negó a proporcionar cualquier información sobre la conspiración. Él con confianza dijo a la policía que no podían hacer nada por salvar la vida del zar. Alexander Kviatkovsky, otro miembro del grupo, fue detenido poco después.

Finalmente se decidió realizar el ataque el día 01 de marzo de 1881. Sophia Perovskaya estaba preocupada de que el zar cambiara a último momento la ruta para su paseo dominical. Por consiguiente, dio las órdenes para que los miembros encargados de las bombas se pusieran a lo largo del Canal Ekaterinsky. Grigory Isaev había colocado una mina en Malaya Sadovaya Street y Anna Yakimova miraba desde la ventana de su piso para que cuando viera al carro acercándose diera la señal a Mikhail Frolenko.

El zar Alejandro II decidió viajar a lo largo del Canal Ekaterinsky. Un cosaco armado se sentó con el cochero y otros seis cosacos seguían a caballo. Detrás de ellos venía un grupo de agentes de policía en trineos. Perovskaya, que estaba estacionada en la intersección entre las dos rutas, dio la señal a Nikolai Rysakov y a Timofei Mikhailov para lanzar sus bombas en el carruaje del zar. Las bombas se perdieron entre el carro y en su lugar aterrizaron entre los cosacos. El zar salió ileso, pero insistió en salir del carro para comprobar el estado de los heridos. Mientras él estaba de pie con los cosacos, otro miembro, Ignatei Grinevitski, lanzó su bomba. Alexander murió en el acto y la explosión fue tan grande que Grinevitski también murió por la explosión de la bomba.

Todos los miembros escaparon rápidamente de la escena y esa noche se reunieron en el piso alquilado por Vera Figner.

assassination_alexander_2Nikolai Rysakov, fue arrestado en la escena del crimen. Sophia Perovskaya dijo a sus compañeros: “Conozco a Rysakov y él no dirá nada.” Sin embargo, Rysakov fue torturado por la Okhrana y se vio obligado a dar información sobre los otros miembros de la organización. Al día siguiente, la policía allanó el piso donde se encontraban. Gesia Gelfman fue arrestada pero Nikolai Sablin se suicidó antes de ser capturado con vida. Poco después, Timofei Mikhailov, cayó en la trampa y fue arrestado.

Miles de cosacos fueron enviados a San Petersburgo y se establecieron controles de carretera, y todas las rutas de salida de la ciudad fueron cerradas. Una orden de arresto fue emitida para Sophia Perovskaya, pero ella se negó a tratar de escapar de la ciudad, ya que su principal preocupación era desarrollar un plan para rescatar a Andrei Zhelyabov de la cárcel, sin embargo el día 3 de marzo, los periódicos informaron que Zhelyabov se había adjudicado toda la responsabilidad por el atentado y por lo tanto firmó su propia sentencia de muerte.

Perovskaya fue detenida mientras caminaba por la Perspectiva Nevsky, el 10 de marzo. Más tarde ese mismo mes Nikolai Kibalchich, Grigory Isaev y Mikhail Frolenko también fueron arrestados. Sin embargo, otros miembros de la organizacion, incluyendo Vera Figner y Anna Yakimova, lograron escapar de la ciudad. Perovskaya fue interrogada por Vyacheslav Plehve, el Director del Departamento de Policía. Ella admitió su participación en el asesinato, pero se negó a nombrar a sus compañeros.

El juicio de Zhelyabov, Perovskaya, Kibalchich, Rysakov, Gelfman y Mikhailov, se realizó el 25 de marzo 1881. El fiscal Muraviev leyó su inmensamente largo discurso que incluyó el pasaje: “Echa fuera a los hombres, malditos de su país, para que puedan responder por sus crímenes ante Dios Todo poderoso!”.

Sophia Perovskaya
Sophia Perovskaya

El fiscal Muraviev concentró su ataque en Sophia Perovskaya: “Podemos imaginar una conspiración política, podemos imaginar que esta conspiración utilice los medios más increíblemente crueles; podemos imaginar que una mujer sea parte de esta conspiración. Pero que una mujer guie la conspiración, que ella tome sobre sí todos los detalles del asesinato, que ella con toda frialdad y cinismo dirija a los lanzadores de bombas, dibujándoles un plano y mostrándoles dónde pararse; que una mujer se haya convertido en la vida y el alma de esta conspiración, debe estar a unos pasos de distancia del crimen – los sentimientos normales de la moral no pueden tener conocimiento de tal papel de las mujeres.” A esto Perovskaya respondió: “No niego los cargos, pero yo y mis amigos estamos acusados de brutalidad, de inmoralidad y de desprecio por la opinión pública. Quiero decir que cualquiera que conozca nuestras vidas y las circunstancias en las que hemos tenido que trabajar no nos acusaría de inmoralidad o de brutalidad.”

Sophia Perovskaya, Andrei Zhelyabov, Nikolai Kibalchich, Nikolai Rysakov, Gesia Gelfman y Timofei Mikhailov fueron condenados a muerte. Gelfman anunció que estaba embarazada de cuatro meses y se decidió posponer su ejecución. Perovskaya, como miembro de la alta nobleza, podía apelar contra su condena, sin embargo, se negó a hacerlo. Se alegó que Rysakov se había vuelto loco debido a las constantes torturas. Kibalchich también mostró señales de que se encontraba con un desequilibrado mental y hablaba constantemente de una máquina voladora que había inventado.

El 3 de abril de 1881, a Zhelyabov, Perovskaya, Kibalchich, Rysakov y Mikhailov se les dio té y se les entregaron sus ropas negras de ejecución.

Una pancarta fue colgada a sus cuellos con la palabra: “Tsaricide” (Zaricidio).

Altos funcionarios del gobierno y aquellos lo suficientemente ricos como para pagar los boletos estaban sentados cerca del andamio que había sido erigido en la Plaza Semenovsky. El insustituible Frolov, de Rusia y único verdugo, jugueteó borracho con las sogas, y Sofía y Zhelyabov fueron capaces de decir unas últimas palabras el uno al otro. La plaza estaba rodeada por doce mil soldados y golpes de tambor sordo sonado. Sophia y Zhelyabov se besaron por última vez, luego Mikhailov y Kibalchich besaron a Sophia. Kibalchich fue el primero en ir a la horca. Luego fue el turno de Mikhailov. Frolov estaba ya casi sin poder ver bien y la cuerda se rompió tres veces bajo el peso de Mikhailov. Ahora era el turno de Perovskaya. “Está muy apretado”, dijo. Ella murió de inmediato, pero Zhelyabov, cuya soga no estaba lo suficientemente apretada, murió en agonía.

Gesia Gelfman
Gesia Gelfman

Gesia Gelfman permaneció en prisión y languideció bajo la amenaza de la ejecución durante cinco meses. Finalmente la sentencia fue conmutada, justo antes de que ella diera a luz en las manos de las autoridades, el terrible acto de dar a luz se convirtió en un caso de tortura sin precedentes en la historia humana. Para la entrega, la trasladaron a la Casa de Detención. Los tormentos sufridos por Gesia superaron a las soñados por los verdugos de la Edad Media; pero Gesia no se rindió – “era demasiado fuerte. La bebe nació viva, y ella era incluso capaz de amamantarla.” Poco después de que ella dio a luz a su hija, fue sacada de la cárcel. Gelfman murió cinco días después, el 12 de octubre 1882, debido a una peritonitis causada por la ruptura de su perineo al momento del parto; ya que el médico de la corte imperial se había negado a coser la herida, sin embargo esto no se pudo comprobar. La niña fue llevada a un orfanato y registrada como hija de padres desconocidos, más tarde la pequeña falleció de una enfermedad de la cual no se tienen referencias.

Anna Yakimova, que también estaba embarazada, probablemente de Grigory Isaev, logró escapar a Kiev. Pronto fue detenida y se le procesó junto a Isaev, Mikhail Frolenko, Tatiana Lebedeva y otros dieciséis miembros del grupo. Aunque todos fueron declarados culpables, sin embargo debido a las protestas internacionales por Víctor Hugo y otros conocidos personajes, no fueron condenados a muerte. En su lugar, fueron enviados a Trubetskov Dungeon, una de la más horrible de las prisiones rusas.

Yakimova dio a luz en la cárcel y tuvo que velar por él día y noche para protegerlo de las ratas. En 1883 ella y Tatiana Lebedeva fueron trasladadas a la prisión de Minas Kara. El viaje hacia el norte, a pie, duró dos años, era apenas mejor que la vida en Trubetskov Dungeon. Como estaba claro que su bebé no iba a sobrevivir el largo viaje, Yakimova lo regaló a “algunos simpatizantes que habían acudido a recibir a los prisioneros con mensajes de apoyo y lágrimas de simpatía”

Las mujeres se unieron a otras revolucionarias como Catherine Breshkovskaya y Anna Korba en Kara. Anna tenía veinticinco años de edad para el momento en que llegó a las minas de la prisión. Tatiana, tres años mayor, se encontraba en mal estado de salud y fue descrita como “semi-ciega, con la cabeza afeitada, lisiada y prematuramente envejecida”. A pesar de ser cuidada por Korba, que era una médico calificada, murió en 1887 a los 34 años de edad.

Vera Figner
Vera Figner

Vera Figner fue una de las restantes que inicialmente escapó a la captura, pero el día 10 de febrero de 1883 fue arrestada por gendarmes que la llevaron a la comisaría policial rápidamente. Al ser registrada Vera, inmediatamente metió en su boca un resguardo de un giro realizado a Rostov; un gendarme se percató de la situación y le apretó la garganta, Vera se hecho a reír como para darle a entender que ya era demasiado tarde, sin embargo no lo terminó de tragar hasta más tarde. Figner fue condenada a muerte el 24 de septiembre de 1884 por ser una de las conspiradoras del asesinato al zar Alejandro II, aunque más tarde su pena fue conmutada y se le condenó a cadena perpetua, sin embargo en el año 1905 el Zar Nicolas II le otorga la amnistía.

A pesar de la represión existente luego del asesinato al zar Alejandro II, hubo intentos por parte de Narodnaya para matar el zar Alejandro III. En reuniones secretas se trazaron planes para matar al zar el 1 de marzo de 1887, el sexto aniversario del asesinato de su padre, Alejandro II.

La policía secreta estaba al tanto de la conspiración. La fecha se adelantó varios días cuando los miembros de Narodnaya se enteraron de que el zar estaba planeando irse a su palacio de verano en Crimea. Los miembros del grupo se plantaron en la plaza antes de la catedral de San Isaac. Pero el zar no compareció en el crepúsculo, los conspiradores regresaron al subterráneo donde se escondían. Ulyanov oyó que el 28 de febrero, el zar conduciría a lo largo de la avenida Nevsky Prospect, probablemente para asistir a los servicios fúnebres en la cripta de su padre en la Catedral de San Pedro y San Pablo. Una vez más los miembros del grupo le aguardaban, pero el zar no apareció. La policía secreta, ante la sospecha de un complot de asesinato, habían advertido al monarca a permanecer en el Palacio de Invierno. Horas después, el grupo dejó sus puestos a lo largo de la avenida Nevsky y se reunieron en una taberna. Uno de ellos, Andreiushkin, había sido seguido hasta la taberna, donde él y sus compañeros fueron capturados.