Nos portamos mal, muy mal y podemos portarnos peor!
El Estado mexicano en su lógica dominadora, continúa acusándonos de “provocadores” e imponiendo el pacifismo ciudadano del “pueblo bueno”. Y ahora trata de ir más lejos…
Desde el púlpito mañanero AMLO intenta invisivilizarnos, exterminarnos, desaparecernos, es por eso que tergiversa el sentido de la lucha anárquica, de nuestra historia y hasta el mismísimo significado de la palabra ANARQUÍA. Por eso nos denomina “conservadores” mientras imparte “lecciones” a sus mascotas felices, con el consentimiento de las focas aplaudidoras que fingen ser periodistas cada mañana en palacio nacional.
Para AMLO, al igual que para todos los presidentes anteriores (y para todos lxs jefes de Estado en la historia), el/la mejor anarquista es el que está muertx o el oportunista que renuncia a las ideas y le lame las botas, como es el caso del estalinista converso Paco Ignacio Taibo.
Esa es la razón por la que AMLO miente y nos señala como “conservadores”. Todxs sus enemigxs, somos “conservadores”, incluidxs lxs anarquistas.
Como señalaban las compañeras de Féminas Brujas e Insurreccionalistas, en su comunicado del 17 de agosto de 2019 por la insurrección de las mujeres anárquicas del vienes 16 de agosto contra lxs puercxs policías de la Ciudad de México: “reconocemos lo que el resto calla, la presencia en palacio nacional de un fascista misógino y sexista, pro-vida, ultraconservador y evangélico al que se ha aliado la izquierda en su constante oportunismo para tomar el poder a toda costa”. Sin embargo, desde palacio se acusa de “conservador” a todx adversario, cambiando el sentido de las palabras y ocultando el verdadero conservadurismo que rige desde las alturas del poder.
De igual forma todas las mañanas se trata de cambiar la historia. Así se usurpa la figura de Ricardo Flores Magón y se presenta como el “ideólogo” de la Cuarta Transformación, mientras en paralelo se asume el “legado” de Benito Juárez y Francisco I. Madero.
Sino conociéramos el truco del viejo prismo ahora reciclado en MORENA, pensaríamos que se trata de ignorancia o que AMLO sufre esquizofrenia orgánica. Pero no, todo este revoltijo ideológico es intencional o, más bien, muy malintencionado.
Para quienes conocemos la historia del anarquismo en la región mexicana, nos queda claro que durante el largo período de gobierno de Juárez, fue cuando más anarquistas se asesinaron por fusilamiento en la historia de México. Y durante el gobierno de Francisco I. Madero la historia no fue diferente, deportando, encarcelando y asesinando anarquistas quienes siempre se negaron a reconocerlo como gobierno. El propio Ricardo Flores Magón planeó junto a compañerxs anarquistas la ejecución de Madero.
También tergiversa el significado de la Anarquía. Una visita rápida a Wikipedia nos indica que:
El término anarquía deriva del griego «ἀναρχία» («anarkhia»), y está formado por el prefijo a –privativo an– (en griego αν, o sea «sin» o «privado de») yuxtapuesto a la palabra arkhê (en griego ἀρχή, o sea «poder», o «mando»). La etimología del término designa pues, de una manera general, lo que está desprovisto de principio rector y de autoridad. Esto redunda o implica «ausencia de normas», «ausencia de jefatura», «ausencia de autoridad», y «ausencia de gobierno», y sirve para designar aquellas situaciones donde se da (o se busca) la ausencia de Estado o poder público. Por eso nuestro grito de guerra es Ni Dios Ni Estado Ni Patrón, quedando explicita nuestra enérgica oposición a todo gobierno, a toda autoridad y a todo poder, dándole sentido a la guerra anárquica.
La Anarquía no es ni puede ser de “izquierda” ni de “derecha” simple y sencillamente porque tanto la llamada izquierda como la derecha aspiran a ser poder y a conservar el Estado y nosotrxs luchamos por destruirlo. Así que es imposible excomulgarnos de la “izquierda” porque nunca hemos compartido sus aspiraciones y mucho menos sus fines.
Que ahora desde las alturas del poder se nos acuse de “provocadores” y “conservadores”, nos invita a reflexionar sobre los términos. Y sí podría llamársenos “provocadores” porque buscamos provocar el caos y la anarquía, porque provocamos espacios de liberación total, porque provocamos la destrucción total de todo lo que nos oprime.
Igualmente puede llamársenos “conservadores” porque luchamos por conservar a toda costa nuestra autonomía, nuestra individualidad y nuestra libertad, frente a todo gobierno, ante toda autoridad (terrenal o divina), ante todo poder. Pueden llamarnos “conservadores” porque luchamos por conservar el Planeta frente a la devastación desarrollista del Estado-capital, porque luchamos por conservar invariable nuestra esencia ácrata impidiendo el control de nuestros cuerpos y nuestras vidas.
No es la primera vez (ni será la última) que confrontamos al sistema de dominación en la región mexicana, ya sea en la confrontación abierta callejera o en el silencio y la oscuridad de la noche.
Las nuevas generaciones de anárquicxs hemos sostenido una guerra ininterrumpida desde la década del noventa contra el sistema de dominación y no haremos la excepción con el absolutismo populista de la “Cuarta Transformación”: nuestra guerra sigue siendo contra el Estado-capital, contra toda dominación.
El actuar consecuente de los grupos de afinidad anárquica en la tarde de ayer durante la pantomima política de la “Conmemoración de los hechos de Ayotzinapa” no es un acontecimiento aislado ni responde a intereses ocultos ni a manos “conservadoras” que mueven los hilos a sus antojos y nos manipulan como marionetas, tampoco responde a las estrategias de la presidencia contra los sectores empresariales que no se suman a sus intereses desarrollistas: no somos lxs nuevxs halcones del Estado como pregonan los medios. Este actuar se inscribe íntegramente en nuestro accionar anárquico.
No tenemos ni buscamos alianzas con partidos políticos, tampoco somos mercenarios al servicio de nadie.
El ataque la tarde de ayer, contra los símbolos del poder, a los edificios de gobierno, a lxs cerdxs policías y a la propiedad privada, fue uno más en la larga lista de atentados contra la dominación en el itinerario de la guerra anárquica. Hemos roto miles de cristales , atentado contra decenas de patrullas, ejecutado cientos de artefactos explosivos, quemado cientos de cajeros automáticos, supermercados, tiendas y plazas comerciales, incinerando la mercancía.
En ese sentido el atentado incendiario de la librería de Gandhi (que tanto ha alarmado a “lxs civilizadxs” -es decir, a lxs domesticadxs), no es nada personal ni se inspira en el anti-intelectualismo fascista ni en la visión oscurantista contra “las lecturas pecaminosas”. No se atentó contra una biblioteca: se atentó contra la mercancía y en este sentido era intrascendente si el almacén en cuestión vendía libros, ropa interior, pantallas de plasma, computadoras o colchones. No nos cabe duda que las ideas también son mercancía en los escaparates del consumo. Para muestra: las tazas de café con la “A” circulada a la venta en las sucursales de la cadena de tiendas Gandhi.
Hoy, más que nunca:
Ni Dios ni Estado ni Patrón!
Por la liberación total!
Destruyamos todo lo que nos domina!
Por la tensión anárquica insurreccional!
Por la Anarquía!
Fuego a todo lo existente!
Algunxs Anarquistas Informales en Conflicto Permanente
México, 27 de septiembre de 2019.