M. Ricardo de Sousa
«No hay distinción posible entre las guerras ofensivas y las guerras defensivas [… ] Sólo hay una guerra de liberación: la que en cada país libran los oprimidos contra los opresores, los explotados contra los explotadores. Nuestro papel es llamar a los esclavos a la rebelión contra sus amos. La propaganda y la acción anarquista deben aplicarse con perseverancia para debilitar y disgregar los distintos estados, cultivar el espíritu de rebelión y crear descontento en los pueblos y ejércitos.»
Manifiesto anarquista contra la guerra, 1915
La posición tradicional de los anarquistas en relación con los conflictos internacionales es de antimilitarismo y de oposición a las guerras entre Estados. Este fue el caso de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Dicho esto, también sabemos que en ambos casos hubo algunas divisiones en los círculos libertarios, incluso en Portugal, ya que algunos militantes conocidos, y algunos grupos, decidieron apoyar a un lado del conflicto. En el caso de la Segunda Guerra Mundial, transformada en lucha contra el nazifascismo, hubo incluso una fuerte participación de anarquistas italianos, franceses y españoles en la resistencia armada y en las fuerzas militares convencionales.
Hoy podemos decir que los motivos son comprensibles, pero eso no cambia el hecho de que fue una elección política del mal menor, con todas las implicaciones que tales elecciones tienen. Estas divisiones tuvieron incluso consecuencias negativas durante muchos años en el movimiento libertario, especialmente en el caso de la Gran Guerra.
Una vez más se ha desencadenado un conflicto militar internacional en Europa, antes teníamos Yugoslavia, y sabemos que los intereses de los Estados y las potencias no coinciden con los de los Pueblos. El discurso histórico y nacionalista ruso es una retórica política para justificar las acciones militares; el discurso occidental de la legalidad y el derecho internacional también sirve para encubrir, con cierto cinismo, los intereses geoestratégicos de EEUU y la UE.
Que la OTAN se mantuvo tras el fin de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia es un hecho, que se expandió hacia el Este es incuestionable. Que el gobierno de Ucrania quiere entrar en la OTAN nadie lo puede negar…En cuanto al carácter autocrático y reaccionario del régimen de Putin sólo los idiotas útiles de la izquierda leninista pueden negarlo.
Dicho esto, repito: ¿los Pueblos, peor aún, los anarquistas, tienen que elegir un bando? No se le ocurriría ni al diablo, porque los intereses de las clases dirigentes y de las élites políticas no son comunes con los intereses del pueblo. Debemos mantenernos firmes en nuestro análisis crítico y autónomo y no ceder al debate político y geoestratégico, y menos aún a la elección del mal menor.
FUENTE: COLECTIVO LIBERTARIO EVORA
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA