LA CUESTIÓN DE LA MUJER POR VOLTAIRINE DE CLEYRE

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En un momento en que las mujeres tienen pocos derechos dentro del matrimonio, y se sabía poco sobre control de la natalidad, el matrimonio era una prisión para las mujeres. Este es uno de los comentarios de VCC el matrimonio como una trampa para la autonomía de las mujeres. También señala que algunos de los hombres anarquistas no podían ver que esto fuese un problema; muchos de ellos no eran radicales en su estilo de vida, sólo en la política, un problema que muchas mujeres activistas han encontrado en todos los siglos . (De una conferencia pronunciada en Escocia.)

Una parte de los anarquistas dicen que no hay «una cuestión de las mujeres,» aparte de nuestra actual situación industrial. Sin embargo, la afirmación se hace sobre todo por los hombres, y los hombres no son los más aptos para sentir las esclavitudes de las mujeres. Los científicos sostienen que las funciones nutritivas de la sociedad se realizan mejor por el hombre – la reproducción por la hembra, el hallazgo de alimentos se realiza lejos de la crianza de los niños, del hogar; y si la mujer entra en el ámbito industrial podría perjudicar en sus poderes distintivos. Entre las clases trabajadoras esto no es así, ya que las mujeres trabajan duro en las tareas del hogar, y a veces realizan costuras, o salen a lavar para otras personas. El trabajo doméstico de la mujer es el trabajo más mal remunerado en el mundo. El matrimonio no es del interes de las mujeres. Es una promesa del hombre el casarse con la mitad masculina de la sociedad (las mujeres no son consideradas por el Estado), que no van a eludir sus responsabilidades sobre ellos! El matrimonio está desacreditado, por estos resultados, así como por su origen. Los hombres no pueden ser calificados de ser tiranos cuando se casan, pero con frecuencia crecen para serlo. Esto es insuficiente para prescindir del sacerdote o secretario. El espíritu del matrimonio esta creado para la esclavitud. Las mujeres estan cada vez más comprometidas en la industria. Esto significa que otras puertas son abiertas para ella como las puertas de servicio de baja categoría.

Esto también significa que al igual que los hombres han desarrollado la individualidad, a causa de lanzarse a todo tipo de empleo y condiciones, entonces así también será para las mujeres. Y con el desarrollo de la diversidad vendrá el deseo irreprimible de su expresión, y por consecuencia la necesidad de buscar condiciones materiales que permitirán estas expresiones. La inaccesibilidad de quietud en el hogar comun milita en contra de tales condiciones, mientras que el camino «abominablemente antieconómico ‘en el que el trabajo está hecho esta en una escala infinitamente menor, una lavandería, panadería, casa de Alojamiento, restaurante y guardería, todo en uno, también el destino amargo del hogar.

Sin embargo, la inserción de ideas obliga a seguir implementando la mano de obra femenina en la industrialización, el hogar en su forma actual debe terminarse… Mientras tanto, podría recomendar a cada mujer que considere la unión sexual de cualquier tipo, nunca vivir junto al hombre que ama, en el sentido de alquilar una casa o una habitación, y convertirse en su ama de llaves.

En cuanto a los niños, el ver el número de infantes que mueren, la alarma es bastante hipócrita; pero, ignorando esta consideración, primero que todo debe ser el negocio de las mujeres estudiar la sexualidad, y el control parental, nunca el tener un hijo a menos que desee, y nunca si lo quiere (egoístamente, para el placer de tener un bonito juguete), a menos que, tu misma, seas capaz de proveerlo.

Los hombres, por otro lado, pueden contribuir a la manutención de sus hijos; pero la virtud de este apoyo es voluntario – serían puestos en una posición en la que su oportunidad de tener algo que decir en el manejo de los niños dependería de su buen comportamiento».

Por Voltairine de Cleyre

Publicado en  Herald of revolt, de septiembre de 1913.

Traducción: Instinto Salvaje


THE WOMAN QUESTION

In a time when women have few rights within marriage, and little was known about birth control, marriage was a prison for women. This is one of VDC’s commentaries on marriage as a trap for women’s autonomy. She also points out that some of the anarchist men couldn’t see that there was a problem; many of them were not radical in lifestyle, only in politics, a problem that many women activists have encountered in every century.(From a lecture delivered in Scotland.) 

A section of Anarchists say there is no «Women Question,» apart from our present industrial situation. But the assertion is mostly made by men, and men are not the fittest to feel the slaveries of women. Scientists argue that the nutritive functions of society are best performed by the male–the reproductive by the female, the food finding is done away from, the rearing of children, at home; and if woman enters the industrial arena she will suffer in her distinctive powers. Amongst the working-classes this is not so, as the women work hard at home duties, and sometimes take in sewing, or go out washing for other people. Woman’s domestic work is the most ill-paid labour in the world. Marriage is not in the interest of women. It is a pledge from the marrving man to the male half of society (women are not counted in the State), that he will not shirk his responsibilities upon them! Marriage is discredited, by its results as well as by its origin. Men may not mean to be tyrants when they marry, but they frequently grow to be such. It is insufficient to dispense with the priest or registrar. The spirit of marriage makes for slavery. Women are becoming more and more engaged in industry.

This means that other doors are open to her than the door of menial service. It also means that just as men have developed individuality, because of their being thrown into all sorts of employment and conditions, so likewise will women. And with the development of diversity will come the irrepressible desire for its expression, and by consequence the necessity of such material conditions as will permit that expression. The unattainability of quietude in the ordinary home militates against such conditions, whilst the ‘abominably uneconomical’ way in which the work is done being on an infinitesimally small scale a laundry, bakery, lodging- house, restaurant and nursery rolled into one—also doom the home.

With, however, the introduction of ideas bound to follow the introduction of female labour into industrialism, the home in its present form must go…Meanwhile, I would strongly advise every woman contemplating sexual union of any kind, never to live together with the man you love, in the sense of renting a house or rooms, —and becoming his housekeeper.

As to the children, seeing the number of infants who die, the alarm is rather hypocritical; but, ignoring this consideration, first of all it should be the business of women to study sex, and control parentage—never to have a child unless you want it, and never to want it (selfishly, for the pleasure of having a pretty plaything), unless you, yourself alone, are able to provide for it.

Men, on the other hand, may contribute to their children’s support; but in virtue of this support being voluntary— they would be put into a position where their opportunity of having anything to say in the management of the children would depend on their good behavior.”

Published in the Herald of Revolt, September, 1913.