ITALIA: ¡SALUD, SEÑOR!

¡SALUD, SEÑOR!

Ningún pueblo, por dócil que sea por naturaleza y por acostumbrado que esté a obedecer a las autoridades, se resignará voluntariamente a someterse; por tanto, es necesaria la coacción permanente; esto significa que se necesitan vigilancia policial y fuerza militar –

Mikhail Bakunin.

Si es cierto que el lenguaje crea el mundo en el que vivimos y ayuda a comprenderlo, entonces lo que tenemos por delante es un mundo terrible, cuán terrible puede ser un mundo en el que el militarismo – y en consecuencia la guerra – sean los aspectos predominantes.

Por si fuera poco la persistencia de un estado de excepción que se extiende de decreto en decreto, y que tiende a volverse perenne, hoy ha llegado el toque de queda del gobierno.

La historia de este término recuerda claramente escenarios trágicos, usualmente utilizado en contextos de guerra o dictatoriales; Ambos casos en los que aún se evidencia el papel represivo de los militares. Lo que está sucediendo es exactamente esto, una oleada represiva y limitación de las libertades personales en un sentido cada vez más militarista.

Después de militarizar nuestras mentes con meses de propaganda, durante los cuales nos bombardearon con consignas como «estamos en guerra» contra «un enemigo invisible», el militarismo toma el terreno en su versión física más clásica. Si ya en las grandes ciudades está presente y claramente visible desde hace varios años, bajo el pretexto de «Carreteras seguras», hoy se materializa en cada rincón más recóndito de la Península, como ocurre estos días en Taurisano, en la provincia de Lecce, con el pretexto de “Alto porcentaje de población positivo para Covid”, y con la hipótesis muy concreta de desplegar el ejército para evitar concentraciones o controlar posibles manifestaciones callejeras. Y si, como en el caso de los Taurisano, suelen presentarse con las prendas más tranquilizadoras de la bata blanca sobre el traje de camuflaje más brutal, esto no debería servir para tranquilizarnos, sino para hacernos reflexionar sobre el papel de la ciencia – pero no solo médico – y en su relación cada vez más estrecha con el militarismo, la guerra y la represión. En definitiva, con su papel de gobierno, entendiendo por gobierno el control y el sometimiento de las poblaciones.

Ciertamente no es casualidad que, desde que la epidemia de Covid azotó Italia, las decisiones políticas sobre qué hacer siempre hayan estado subordinadas a un Consejo de científicos: el Comité Técnico Científico, que incluye, entre sus miembros, asesores de fábricas de armamento como Leonardo – Finmeccanica. Son los mismos científicos que llevan a cabo proyectos de muerte en numerosas universidades italianas, coincidentemente también cada vez más en estrecho contacto con los ejércitos, con diversas colaboraciones.

Por tanto, la militarización no solo de nuestra mente y vida, sino de toda la sociedad en la que vivimos, es cada vez más evidente.

Pero cuando la vida a la que nos enfrentamos es de militarismo, y por ende de guerra, los primeros pasos para oponerse son la deserción y la resistencia, al menos para no ser acusados de colaboracionismo.

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FUENTE: https://malacoda.noblogs.org/post/2020/11/12/la-salute-signorsi/
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA