Recibimos y difundimos este texto sobre la grave situación de presión que en la cárcel de Ancona están haciendo vivir a Mattia (uno de los 5 detenidos de la denuncia). Mattia no es el único entre ellos al que intentan agotar de diversas maneras. Desde la segunda quincena de febrero en Cavazza (prisión de Piacenza) le han puesto un censor en su correo. Todos ellos han sido también sometidos a un nuevo interrogatorio por parte de la fiscalía de Módena. Está claro que quieren respirar en la nuca de todos ellos para que cedan, así como la voluntad de los guardias, médicos conniventes y la administración de la prisión para dar una clara advertencia a los que todavía quieren levantar la cabeza frente a su violencia.
APARTE DE LA MALA PRAXIS, ¡ESTO ES UNA VENGANZA!
Mattia es uno de los cinco reclusos que firmaron la denuncia por los sucesos de Módena de marzo de 2020, las palizas tras el motín y la muerte en la celda de Salvatore Piscitelli, ocurridos en la cárcel de Ascoli Piceno.
Ya hace aproximadamente un año fue evaluado en el servicio de urgencias de Ascoli Piceno mientras estaba en esa prisión (antes de que saliera la denuncia), y en esa ocasión le dijeron que debía programar una intervención quirúrgica por un grave problema de salud, destinado a empeorar si se descuidaba. Mattia está actualmente encarcelado en Montacuto (Ancona). Ha pasado más de un año y todavía no se ha llevado a cabo la intervención sugerida. En las últimas semanas su estado de salud ha empeorado aún más y ha sido trasladado en dos ocasiones a urgencias. Aquí los médicos volvieron a programar una operación y le recetaron un antibiótico, pero no se lo administraron hasta varios días después de su regreso a la cárcel. A pesar de los ingresos en urgencias, el médico de la prisión mantiene que el estado de salud de Mattia es bueno y que podrá volver a visitarlo en 6 meses. Mientras tanto, a pesar de que se ha concedido el permiso para que venga un médico durante un mes aproximadamente, no se ha dado ninguna fecha para la visita.
¿Cómo leer todo esto?
Partamos de una consideración ciertamente no original: la asistencia sanitaria en las cárceles es mala en la práctica. La excepción no es la mala praxis, sino encontrar un médico que no esté en connivencia con los guardias. Lo hemos visto y lo seguimos viendo, basta con recordar los motines de hace un año con los que los reclusos han clamado por la protección de su salud, un concepto incompatible con el de prisión. No hay más que ver hoy, después de más de un año, cómo la pandemia sigue traspasando esos muros y sigue extendiéndose, sin que se tomen medidas decentes para detenerla. No hay más que escuchar lo que nos dicen los presos y reclusos, a quienes la vacuna anti-COVID se les presenta más como una obligación que como una opción: si no te vacunas, te pondremos en aislamiento, detendremos todas las actividades, te impediremos visitar a tu médico.
Pero volvamos a la situación de Mattia por un momento. El acoso a él y a otros presos que han firmado la «ahora conocida denuncia se repite, incluyendo paquetes y correspondencia rechazados o retenidos, correo sometido a censura, dinero enviado por los familiares que no se entrega, negativa a registrar las peticiones internas y el omnipresente chantaje sobre el cuerpo y la salud. La maquinaria estatal, después de las brutalidades y asesinatos masivos cometidos en las cárceles hace un año, ha decidido abiertamente no dar marcha atrás y dar señales claras a todos aquellos que no se callan ante los abusos diarios de los presos y del personal sanitario. El duro puñetazo puesto en marcha en decenas de cárceles en marzo de 2020 es una práctica que sigue reivindicando el Estado. Y hay que silenciar a los que alzan la voz para denunciar la violencia de los guardias y la connivencia de los médicos. Han intentado acosar a los 5 presos que hicieron la denuncia con traslados, con continuas amenazas y repetidos interrogatorios. Nada de esto, hasta la fecha, ha tenido el efecto deseado. Ahora aumentan la dosis empeorando deliberadamente la situación de salud de uno de ellos. Quieren vengarse. Esto es lo que le están diciendo a Mattia al descuidar su salud, esto es lo que nos están diciendo a todos nosotros.
¡Siempre solidarios y cómplices con los que no cierran los ojos y no bajan la cabeza ante los torturadores del Estado! Sintamos toda nuestra solidaridad y rabia.
Apoyémosles de nuevo, como nos parezca.
Para escribir a Mattia, Claudio, Cavazza y Francesco
Belmonte Cavazza_, C.C. Piacenza, Strada delle Novate 65, 29122 Piacenza, Italia.
Claudio Cipriani,_ C.C. Parma, Strada Burla 57, 43122 Parma, Italia.
Francesco D’Angelo,_ C.C. Ferrara, Via Arginone 327 44122 Ferrara, Italia.
Mattia Palloni,_C.C. Ancona Montacuto, Via Montecavallo 73, 60100 Ancona, Italia.
FUENTE: INFERNO URBANO
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA