En la madrugada del 24 de diciembre atacamos el Instituto Italiano de Tecnología. Ni la vigilancia de H24 [empresa de seguridad privada] en la recepción ni la seguridad privada en el coche fueron un buen elemento disuasorio; ¡estábamos decididxs a atacaros y lo hemos hecho! El IIT es el buque insignia del Estado italiano y es una fundación para el desarrollo de tecnología y de políticas nacionales a favor de la ciencia y la tecnología. Trabaja para fortalecer los mercados y políticas de saqueo y devastación cometidas todos los días por el capital y por el gobierno.
Lleva a cabo estudios en neurociencia, “tecnologías cerebrales”, e investigación genética para la manipulación de seres vivos. Activa en la nanotecnología, conduce investigaciones sobre nanomateriales y sus usos, así como también sobre el desarrollo de materiales para convertir y almacenar energía, los cuales el sistema de producción de hoy en día necesidad en enormes cantidades para mantener la velocidad de la loca carrera del progreso.
Junto a iCub, en el campo de la robótica y la inteligencia artificial, perfeccionan robots para la producción industrial.
Al servicio del capital y del Estado policial que lo asegura, están involucradxs en la creación de sistemas de “visión por ordenador” para sistemas útiles para la identificación y el control social.
Alineado con ésto, en la investigación de ciencias computacionales, profundizan en el estudio de la “bid data”, creando programas y estructuras para estas vastas colecciones de datos (vídeo, audio e imágenes) necesarias para la sociedad tecnoindustrial. Estos algoritmos producen la riqueza de los grandes lobbies que dominan el mundo capitalista porque son aplicados a las ciencias computacionales. Inteligencia artificial, biotecnología, las industrias de la guerra y de la investigación militar; se están dando cuenta de las posibilidades exponenciales para este orden mortal de dominación y explotación, de saquear los territorios por los recursos pagados con la sangre que fluye hacia el Mediterráneo y la de todxs lxs explotadxs.
No profesamos ningún acto de fe en la doctrina tecnocientífica, más bien, al subrayar sus aplicaciones opresoras, hemos decidido atacarla. El cada vez más fluido sector tecnológico, insertado en la vida cotidiana y en la vida en todas sus formas, está avanzando constantemente. Abarca desde los bienes de los que dependemos en las industrias civiles, militares y aeroespaciales; del transhumanismo a la inteligencia artificial, del desarrollo de telecomunicaciones a los hogares inteligentes, a las ciudades inteligentes, a las guerras inteligentes, y a una humanidad sin embargo cada vez más estúpida. Las consecuencias son devastadores en los territorios saqueados y en las vidas de tantas personas oprimidas, cuya existencia garantiza la riqueza de lxs opresorxs.
Cuando esta sociedad está agachando la cabeza, entonces está la gestión de la opinión de masas para crear consensos. A nosotrxs no nos preocupa el consenso. Estamos interesadxs en combatir la opresión. Esta es la conciencia que oponemos contra la ciencia.
Muchas palabras han sido gastadas contra la tecnología y las atrocidades de la sociedad tecnoindustrial. En lo que a nosotrxs nos concierne, quién la produce, quién la financia, quién la desarrolla no son temas de opinión sino objetivos a atacar.
La opinología y el consenso son armas de la democracia. Contra el Estado, un maestro en el manejo de las necesidades del capital con violencia, la única respuesta posible es la iniciativa revolucionaria.
La tecnología no es neutral. De hecho, tras las fachadas “verdes” y las propuestas de los mercados ecológicos que incluso se las arreglan para recuperar la disidencia, los gobiernos de derecha y de izquierda abren los grifos de la financiación para los laboratorios y centros de investigación, mantenidos por ministerios de economía y finanzas e implantados en redes entre las instituciones, individuxs privadxs y universidades. A través de sus patentes y proyectos, la investigación científica ha entrado de lleno en el sector de la política de Estado y en el sector económico del capital. Presidentes, ministros y luminarias están codo a codo en los “programas de desarrollo” y sus maniobras financieras.
La tecnología es beneficio. Opera a un nivel como una de las piedras angulares que gobierna las relaciones globales entre los Estados. Siempre en interés del poder, a pesar de las supuestas antipatías y las amenazas reales de la guerra nuclear. Esto se demuestra por las recientes “guerras comerciales”.
La crítica de la tecnología y de sus profetas es llevada a cabo a través de la acción. Este concepto puede extenderse a todos los contextos de lucha que quieren crear conflicto.
La ofensiva contra el Estado y el capital reside en la acción revolucionaria que busca derrocarlos.
Nosotrxs hemos atacado.
Acompañamos este gesto con esta reivindicación porque sentimos que es necesario que nuestras palabras encuentren los espacios que no son censurados, desviados o distorsionados en su significado, y que así nuestras acciones tampoco lo estén. En los tiempos de la ignorancia de la libre opinión, la propaganda anarquista, que la democracia reprime, censura, controla y afecta, debe también ser expresada a través de la acción. El ataque es una constante que si se deja de lado significa la rendición, significa ser enterradxs vivxs en análisis, en reflexiones, en teorías.
Sin acción, el anarquismo pierde su fuerza.
Con estas palabras acompañadas por los hechos lanzamos la invitación a la ofensiva.
Mientras no aumentemos la unión indisoluble entre pensamiento y acción, no tendremos idea de a qué nos enfrentamos.
Esto solo es un buen lugar para empezar.
Federación Anarquista Informal / Frente Revolucionario Internacional
Grupo de Acción Inmediata
FUENTE: LA REBELIÓN DE LAS PALABRAS