A medida que nos acercamos al final del juicio de la Operación Bialystok, nos parece el momento adecuado para difundir algunas consideraciones sobre su evolución. Aunque no nos interesa seguir el ritmo que dicta la represión, ni adoptar una postura victimista o alarmista ante las actividades de las instituciones policiales, creemos que es importante compartir información e impresiones sobre lo que está ocurriendo en el ámbito judicial. Por elección consciente, resumiremos aspectos y momentos que consideramos destacables, en detrimento de una descripción detallada y cronológica del juicio en el que estamos inmersos.
En cuanto al marco de la investigación, nos remitimos a los textos «Sull’operazione Bialystok» (Sobre la operación Bialystok) ya publicados y difundidos en la web y «Testo e contesto» (Texto y contexto).
En el momento de redactar este documento, todos los acusados en este procedimiento están en libertad. El 27 de enero se recibió una respuesta positiva a la solicitud de fin de las medidas cautelares a las que seguían sujetos 4 imputados (3 obligaciones de permanencia y una obligación de presentarse a las firmas semanales), por lo que en este momento sólo queda una persona bajo obligaciones de permanencia. Las diferencias en las condiciones se deben principalmente a los diferentes tiempos en la presentación de los recursos que llevaron a los mismos ante diferentes tribunales, y a la especificidad de las posiciones individuales respecto a los delitos imputados.
A grandes rasgos, hasta ahora el proceso ha estado marcado por horas y horas de interminables audiencias para la delimitación del contexto anarquista tanto nacional como internacional, audiencias en las que los acusados casi nunca hemos sido nombrados. Sólo después de muchas audiencias se empezó a hablar de los llamados hechos concretos. Hubo un cierto interés y protagonismo en los momentos en los que se expusieron las relaciones internacionales de los acusados, no porque la fiscalía aportara quién sabe qué elementos, al contrario, asistimos a una verdadera escalada de espejos, sino más bien por el juego de roles dentro de la institución de la justicia. Es evidente que un tribunal de primera instancia, acostumbrado a tratar delitos de cierta gravedad, ve en la dimensión internacional de la investigación la posibilidad de su propia razón de ser. Y esto, decimos, en el plano del espectáculo judicial propiamente dicho; entre bastidores, es decir, en el plano de la investigación y, por tanto, de la estrategia represiva, vemos también algo más, es decir, una dirección que parece querer tomarse en el futuro. Se trata, como otros en el pasado, de intentos, a veces exitosos y a veces no tanto, de estructurar a nivel concreto la colaboración de las policías y fiscalías a nivel internacional en materia de investigación.
Está claro, de hecho, que hay diferentes niveles de cooperación: por un lado, algunos de nosotros hemos sido detenidos en el extranjero, como ha ocurrido en otras operaciones antianárquicas, lo que demuestra que los acuerdos europeos de lucha contra el terrorismo son operativos y están bien establecidos cuando hay una orden de detención, pero las cosas no parecen tan fluidas cuando los departamentos de investigación requieren apoyo en la investigación, como el acceso a la información recopilada por la policía extranjera, la solicitud de servicios de observación o para autorizar registros. Por ejemplo, en la operación que nos ocupa se intentó registrar, y tal vez detener si los resultados eran positivos, a un anarquista residente en Alemania; el Estado alemán, sin embargo, no consideró suficientes las pruebas presentadas por el ROS italiano y no le permitió proceder a la investigación sobre él.
Durante el juicio, es un tal Coronel Emperador del ROS (Raggruppamento Operazioni Speciali dei Carabinieri – Grupo de Operaciones Especiales de los Carabinieri) quien informa sobre la construcción de la hipótesis judicial. Este personaje parece haber sido elegido más por su capacidad técnica que por su inteligencia. Está claro que su propósito es crear una representación del mundo anarquista en su conjunto que justifique una investigación que no tiene sustancia. Para ello, alentado por los jueces y el fiscal (que ha sido poco más que un extra durante casi todo el juicio, lo que confirma el hecho de que esta figura jurídica desempeña en muchos casos un papel de mero chupatintas empleado por la policía), ha realizado varios vuelos de fantasía que van desde la rótula del Dr. Mammoli en el 77 por parte de Azione Rivoluzionaria hasta las acciones explosivas reivindicadas por la FAI, desde el contexto anarquista chileno hasta el griego, todo ello bien aderezado con todo tipo de inferencias espectaculares para crear un marco general de peligrosidad del movimiento anarquista que justifique la intervención represiva concreta. Su propósito no es más que el de una máquina de humo para sugestionar a los jueces y al tribunal popular en ausencia de pruebas sólidas. El punto más bajo (o más alto, según se considere la escala de la decencia o la del absurdo), y a la vez más indicativo de la mentalidad inquisitorial de estos personajes, fue cuando el coronel afirmó que «Alfredo Cospito es el anarquista vivo más importante» durante el interrogatorio. Algo risible si no confirmara la furia de las instituciones represivas hacia este preso anarquista que sigue participando obstinadamente en el debate anarquista con convicción por sus ideas y la pasión que inspiran.
Esta narrativa que tiende al espectáculo es puesta en marcha, entre otros expedientes, por todo un tobogán de sentido que se graba en las palabras elegidas (y repetidas hasta el cansancio) por el coronel para describir los hechos. Los periódicos y las reuniones se convierten en «clandestinos» sólo porque circulan de boca en boca o de mano en mano, los coches quemados se convierten en «atentados», un poco de diavolina en un neumático se convierte en «un artefacto incendiario explosivo», un concepto amplio y complejo como la solidaridad se reduce a un simple pretexto para llevar a cabo acciones, etc. La frontera entre el policía y el periodista se hace cada vez más fina cuando su tarea se convierte en la de impresionar para convencer de la justa necesidad de la labor represiva. De hecho, es a través del «discurso del poder», de la imposición de una determinada lectura de las cosas en detrimento de otra, como la represión dura y pura deja paso a la difusión del consenso, la pacificación y la ciudadanía.
En la sala, los jueces ni siquiera intentaron disimular su simpatía por la ROS y el fastidio que les producía el intento de la defensa de desmontar las hipótesis de la acusación. Esto fue aún más evidente durante el contrainterrogatorio, por un lado presionando, cuando no en algunos casos impugnando directamente, las preguntas de los abogados de la defensa, y por otro lado animando a los testigos de la acusación (los oficiales de la ROS que habían participado en la investigación en diversas funciones) a exagerar sus respuestas, a aportar nuevos elementos aunque fueran contrarios a la práctica judicial, etc. El Coronel ha demostrado un descaro increíble al evadir las preguntas para presentar espasmódicamente su versión de los hechos, aunque en algunas preguntas concretas haya dicho «no sé», «no he entendido la pregunta» y «no me acuerdo».
Como muestra del forzamiento que han tenido que hacer los investigadores para rebatir la hipótesis de la asociación terrorista, se observa que el «delito-objeto» de mayor gravedad (el atentado explosivo contra el cuartel de los Carabinieri de San Giovanni en Roma el 7 de diciembre, 2017) se sitúa temporalmente fuera del periodo que según la acusación vería nacer la asociación asociativa (verano de 2018) y que uno de los imputados (acusado del incendio de unos coches del car sharing Enijoy propiedad de ENI) ni siquiera formaría parte de la citada asociación. El resto de los delitos impugnados se refieren a hechos de modesta importancia desde el punto de vista acusatorio como protestas, manifestaciones, destrozos, daños, hasta ahora insuficientes por sí solos para sustentar la acusación de terrorismo.
En el juicio, una primera grieta en la historia de la ROS se produjo cuando la defensa hizo declarar a sus propios peritos sobre la contrapericia que habían realizado. En lo que respecta a la acción contra el cuartel de los Carabinieri en S. Giovanni, de hecho, las acusaciones contra un imputado (el único que fue acusado por ese ataque) se basan casi exclusivamente en dos informes periciales de la acusación, uno de tipo antropométrico y cromático, y otro de tipo postural. A través de ellos han querido demostrar que la altura y el tipo de andar del acusado eran los mismos de un sujeto encuadrado por las cámaras de seguridad, así como que el abrigo habitualmente utilizado por el mismo se correspondía a nivel cromático con el utilizado en el momento de la acción. Los peritos de la defensa han rebatido radicalmente los argumentos de la otra parte, poniendo de manifiesto todos los «errores» de método y planteamiento presentes en los informes acusatorios. Esta vista fue decisiva para que Claudio saliera en libertad en julio de 2021, tras 13 meses de prisión, la mayor parte de ellos en régimen de aislamiento, siendo en ese momento el último acusado que seguía en prisión.
Llegados a este punto, creemos que hay que dedicar unas palabras a la utilización de los informes periciales por parte de la acusación. Partamos de la base de que conocemos bien qué es el ROS y qué fines ha tenido que perseguir a lo largo del tiempo. De hecho, las operaciones especiales de las que se ocupa suelen referirse a las tramas más oscuras del Estado, en las que se entremezclan intereses económicos y políticos, convirtiéndose a menudo en una lucha interna por el poder, lucha en la que este cuerpo de los Carabinieri ha tenido su papel. Cuenta en su «currículum de servicio» con un general condenado en primer grado por tráfico internacional de drogas, otro por complicidad en asociación mafiosa y violencia o amenazas a un órgano político del Estado, además de varios oficiales investigados y condenados por los mismos hechos, así como por complicidad con dos famosos prófugos de la mafia y el desvío de varias investigaciones contra la misma. En definitiva, un bonito «pedazo de Estado». Ciertamente no creemos en la justicia, y mucho menos en la verdad de los tribunales, sin embargo estos datos nos parecen en cierto modo indicativos.
Con este cuadro de fondo ciertamente no esperamos de ellos ninguna integridad moral: sus métodos de investigación contra de lxs anarquistas han demostrado a lo largo de los años ser cuando menos dudosos, si no podridos hasta la médula, incluyendo confidentes chantajeados y pruebas fabricadas arteramente, cuidando de descartar cualquier elemento exculpatorio. Y esto es así también en el caso que nos ocupa. De hecho, los informes periciales parecen haber sido elaborados «por encargo» por dos personas que, según todos los indicios, ya habían colaborado estrechamente con la ROS en el pasado. Lo que se desprende, por tanto, es una auténtica práctica en la construcción de las pruebas de la acusación: se contacta con expertos de renombre y se solicitan informes técnicos que, como todo argumento técnico, parecen objetivos a ojos de los profanos. Con estos informes se tienen «pruebas» que de otra manera no se tendrían y que pueden llevar a detenciones, luego le tocará al acusado defenderse contratando un perito que refute a nivel técnico la tesis de la fiscalía. Hay dos elementos que nos parece interesante subrayar sobre esta práctica que ciertamente no concierne sólo a los círculos subversivos. El primero se refiere al carácter de clase de este método: los peritos técnicos son a menudo expertos en temas muy específicos, en algunos de ellos (como por ejemplo la genética forense) se cuentan con la punta de una mano en todo el país y sus consultas se pagan en consecuencia por libras. Es inmediatamente comprensible cómo el «derecho de defensa» está tan sujeto a las posibilidades económicas del acusado. El otro elemento tiene que ver con el valor que el «conocimiento científico» está adquiriendo dentro de la sociedad y, por lo tanto, también dentro de los tribunales. Un dictamen «técnico» aparece en sí mismo revestido de una objetividad superpartes que fascina increíblemente a quienes están llamados a juzgar las responsabilidades y conductas humanas. Pero, como no nos cansaremos de recordar, no hay ciencia que sea imparcial en cuanto a sus aplicaciones, que siempre estarán sujetas a la voluntad individual. En efecto, se necesita muy poco para alinear algunos números, citar dos fórmulas algebraicas junto con algunos nombres famosos, para hacer pasar por científico un método de investigación cuando se trata, como en este caso, de establecer la altura de un sujeto en movimiento retratado por una cámara nocturna. Los brujos modernos venden humo en el patio del rey….
En lo que respecta al ataque contra los tres coches de la empresa de carsharing Enijoy, la abogada de ENI, una tal Scilla Malagodi, está intentando activamente llamar la atención del tribunal sobre los elementos que, en su opinión, podrían sustentar la circunstancia agravante de terrorismo. El persistente esfuerzo de la abogada por enmarcar la acción contra los tres coches en una campaña de lucha contra ENI debe leerse, sin duda, como un intento de obtener una sentencia en la que se confirme esta circunstancia agravante.
Ya en el pasado el aparato represivo italiano ha demostrado estar especialmente atento a las necesidades de la multinacional: el 23 de mayo de 2011, por ejemplo, el jefe de seguridad de ENI concedió una entrevista en la que afirmaba que ENI estaba siendo atacada por Al Qaeda en el extranjero y por anarquistas en Italia. El 6 de abril, apenas dos semanas después, con la Operación Fuera de la Ley, los Digos de Bolonia incautaron el espacio de documentación Fuoriluogo, que realizaba una campaña pública contra el perro de seis patas, y pusieron bajo arresto a seis compagnxs. Por no hablar de las innumerables misiones militares italianas en el extranjero que, a pesar de ser calificadas como «humanitarias», esconden en cambio la necesidad económico-estratégica de proteger los intereses y las infraestructuras mineras de ENI, o de todos los esfuerzos que constantemente realizan las instituciones para encubrir las responsabilidades de esta empresa en la contaminación ambiental.
En el actual proceso una posible confirmación, en caso de condena, de la circunstancia agravante de terrorismo por la quema de los tres coches de Enijoy supondría que cualquier atentado contra ENI podría ser tratado en el futuro bajo las premisas de la legislación sobre terrorismo.
Otro elemento que nos interesa señalar es el hecho de que la atención de la ROS por el Bencivenga Occupato, y en consecuencia por las personas que gravitaron en torno a él en su momento, fue atraída en abril de 2017 con el último encuentro del ciclo «Sempre a Testa Alta» en solidaridad los investigados y los detenidos de la Operación Scripta Manent, y por la difusión del llamamiento «Per un Giugno Pericoloso». Por este motivo, el seguimiento de Bencivenga ya estaba activo en la mañana del 7 de diciembre, día del atentado de S. Giovanni.
Una peculiaridad de esta investigación que nos gustaría señalar es la ausencia absoluta de cualquier promotor de la asociación, es decir, de esa figura de carácter directivo que debe tener cualquier asociación según el código penal italiano. No estamos seguros de que esto sea una novedad en sentido absoluto, pero leemos en ello el intento de las instituciones represivas de hacer pasar una organización /horizontal/ a nivel legal, para así crear un precedente para poder aplicar más fácilmente los delitos asociativos anarquistas. De hecho, a lo largo de los años han sido muchas las operaciones antiterroristas contra los anarquistas, operaciones que han sido puntualmente desbaratadas en el pasado ante la imposibilidad de atribuirles ciertas formas de organización verticales esquematizadas en el código penal sobre el modelo de la matriz marxista-leninista de las organizaciones de lucha y las criminales, así como conductas y fines específicamente terroristas.
Dejando de lado aquí el debate sobre si el terrorismo es una estrategia de lucha más o menos reivindicable por los anarquistas, queremos en esta ocasión alejar cualquier espectro de victimismo que se cierne sobre nuestras palabras: consideramos la represión una consecuencia evidente del choque en el ser, y las herramientas y formas que ésta adopta el resultado del contexto histórico y cultural específico en el que nos movemos. Convendría, por tanto, que una vez entendido esto último, así como las dinámicas de nuestra represión, cualquiera que se mueva en entornos que hacen del anarquismo y la lucha contra el estado sus polos aglutinadores, esté preparado ética, psicológica y prácticamente ante la posibilidad de este tipo de acusaciones.
Aprovechamos la ocasión para agradecer a todos los que nos han apoyado con el pensamiento y la acción, y para enviar un saludo de solidaridad a los presos anarquistas del mundo, a los que están privados de libertad y a los que están en libertad.
ROMPER EL AISLAMIENTO
DESTRUIR LAS JAULAS
POR LA LIBERACIÓN TOTAL
¡VIVA LA ANARQUÍA!
Algunos de Bialystok
FUENTE: INFERNO URBANO
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA