El 24 de mayo de 2021, el compañero anarquista Giannis Dimitrakis fue golpeado salvajemente por un grupo de reclusos en la prisión de Domokos. Como consecuencia del ataque que sufrió, Giannis fue trasladado al hospital de Lamia en estado crítico. Ocho días después, aunque nuestro compañero está fuera de peligro de muerte, los riesgos para su salud siguen existiendo: algunos de los daños neuronales que sufrió podrían ser permanentes. La fuerza y la resistencia mental de Giannis nos hacen ser optimistas de que también saldrá victorioso de esta batalla.
El motivo del ataque a Giannis fue su negativa a aceptar y someterse a las leyes autoritarias y brutales que la chusma de la cárcel, en pleno acuerdo con la policía penitenciaria, quiere imponer a lxs reclusxs. El motivo del ataque es la defensa inquebrantable de su existencia moral, ética y política, como anarquista, como insurgente, como activista social. El motivo del ataque es su negativa a agachar la cabeza ante quienes quieren humillar y golpear a lxs presxs más débiles para comprar prestigio en el enfermo código mafioso «legal». Es su negativa a someterse a las situaciones desfavorables que prevalecen en las prisiones y, más generalmente, en la competencia social y de clase. Es su negativa a aceptar la prisión como condición de vida; es, en el fondo, su negativa a someterse al Estado y a sus mecanismos.
Porque este es nuestro Giannis. Esta negativa a agachar la cabeza, incluso cuando todo parecía imposible, es lo que le caracterizó durante toda su vida. La negativa a someterse a cualquier autoridad, formal o informal, dentro o fuera de la cárcel, es lo que le llevó al tejado de la prisión de Malandrino durante la gran revuelta de 2007; esta negación le llevó al conflicto en la cárcel con el fascista Periandro en 2009; esta negación le ha llevado durante 25 años con fuerza y consistencia inalterables por los caminos de la lucha social y de clase. Desde los cortes de carretera de los años 90 hasta la defensa de la expropiación del Banco Nacional en 2006, y desde sus decenas de textos políticos hasta su participación en las luchas antimemoriales de los años 2010-2013, pasando por las luchas contra las mafias de la droga en Exarchia y la participación en todo tipo de prácticas revolucionarias. Lo que arma la mente y las manos de Giannis es un sentido único de la justicia, un sentido único que brota de un corazón y un alma.
Las características de la banda que atacó a nuestro Giannis son bien conocidas. Uno de los protagonistas del atentado es un arquetipo del mundo de la mafia, de la noche, del tráfico de drogas. Es decir, una forma arquetípica del mundo del poder. Pertenece a ese circuito mafioso que no dudaba en matar incluso a los hijos de sus adversarios, pertenece al circuito que traficaba con grandes cantidades de droga y mantenía bajo control, al amparo de la policía, clubes de striptease y prostíbulos en Kalamata y otras ciudades de la provincia. Dentro de la prisión, lxs miembros de este circuito ejercen responsabilidades específicas -a cambio, claro está, de una «recompensa»– para el control y el mantenimiento de la prisión dentro del marco establecido por la administración penitenciaria y el ministerio competente. Es decir, en el marco de la sofocación de las prácticas de revuelta y la consolidación de una cultura de canibalismo, personalización, sumisión a los fuertes y cooperación con el servicio penitenciario.
En los que golpearon cobardemente a Giannis, reconocemos los planes represivos del servicio penitenciario, del Ministerio de Justicia y Protección Ciudadana, del Gobierno, del Estado. Como el propio Giannis ha dicho tantas veces, dentro o fuera de las cárceles, donde no llegan las porras de la policía, las armas de los policías se convierten en cuchillos y armas de los mafiosos. Así, si los autores del atentado contra Giannis son un grupo concreto de mafiosos, lxs autores morales del atentado son la dirección de la cárcel de Domokos, el secretario general de la política anticrimen S. Nikolaou, el ministro de justicia K. Tsiaras, el ministro de protección ciudadana M. Chrysochoidis.
El intento provocador del Estado de encubrir y distorsionar el suceso confirma y subraya su papel en el intento de asesinato de G. Dimitrakis. En cualquier caso, el intento de asesinato de un preso político por parte de los mafiosos en las cárceles griegas es un acontecimiento político importante, que debe movilizar a todo el movimiento revolucionario y abrir otro campo de conflicto contra el mundo podrido de las cárceles, las mafias, el Estado y el capital.
Por nuestra parte, lo que tenemos que decir, mirando a Giannis a sus ojos verdes, es que estamos orgullosos de su actitud y que pediremos cuentas a lxs autores materiales y morales del ataque contra él, como dicen lxs compañerxs turcxs.
¡Fuerza al luchador anarquista G. Dimitrakis!
¡Libertad para Giannis!
Contraataque de clase
(Grupo de anarquistas y comunistas)
Ταξική Αντεπίθεση
(Ομάδα Αναρχικών και Κομμουνιστών)