INTRODUCCIÓN
«Quisiera decir algo, pero quizás sea inútil. Nos han vuelto a engañar, una vez más de manera sutil, como lo suelen hacer. Hemos sido generosas, acogedoras, maternales. Hemos hablado, discutido, cantado, exhibido hasta los más ingenuos de nuestros gritos, sin comedimiento, sin pudor femenino, con la absurda esperanza de hacer comprender a quien no puede comprender, ni quiere comprender, cuánta libertad, cuánta autenticidad, cuánto amor, cuánta vida se nos ha quitado. Todo ha sido inútil, hermanas. Los ojos de ese hombre que circula entre nosotras, con su cara falsamente respetuosa y que dice que quiere informarse, conocernos mejor, porque sólo conociéndonos mejor podrá cambiar su relación con nosotras, de todas sus falsas e hipócritas justificaciones, ésta es la más sucia. Como os iba diciendo, los ojos de este hombre son los ojos del sempiterno macho que lo deforma todo porque todo lo ve en el espejo del ridículo y la burla. El sinvergüenza es siempre el mismo…»
– W.I.T.C.H. (Women´s International Terrorist Conspiracy from Hell).
El presente texto, titulado originalmente «Why Misogynists Make Great Informants: How Gender Violence on the Left Enables State Violence in Radical Movements?» fue escrito por Courtney Desiree Morris, activista feminista negra que vive en los EE.UU., y publicado en el número de Primera/Verano de 2010 de la revista feminista Make/Shift. Yo lo he traducido a castellano (hasta donde yo es la primera traducción disponible) también con la intención de intentar dar difusión a una voz feminista y negra sobre este asunto, en lugar de seguir reproduciendo ideas de hombres blancos cargados de privilegios (a pesar de que yo mismo sea un hombre blanco cis que vive en Europa).
Aunque hay aspectos puntuales del texto que no comparto como anarquista, como la referencia constante de la autora a sí misma y a otres activistas como «organizadores», asumiendo que es necesario ese rol dentro de organizaciones (lo que en mi opinión conduce a un funcionamiento vertical de las mismas), el escrito me parece una interesante aportación en lo que respecta al análisis y la crítica de la permisividad mostrada hacia el privilegio masculino cishetero dentro de los movimientos sociales, organizaciones y grupos de la izquierda o del ámbito alternativo radical (si bien con esto también mantengo diferencias, ya que personalmente no apoyo la idea de que el anarquismo sea «un movimiento de izquierdas» ni tampoco asumo la izquierda como identidad política).
En el texto, la autora reflexiona acerca de cómo la violencia de género reproduce patrones que desestabilizan los movimientos y destruyen los vínculos entre les activistas igual que hacen los informantes policiales infiltrados. Sin que este paralelismo pretenda reducirlo todo a una cuestión de misógino = informante, sí es útil para explicar y entender el efecto devastador que las actitudes machistas, transfóbicas, homófobas etc. tienen sobre los movimientos sociales y las luchas, sembrando desconfianza, miedo y opresión donde debería haber relaciones honestas basadas en el apoyo mutuo, la confianza, el cariño y la solidaridad entre iguales que autogestionan su seguridad cuidándose mutuamente y revisando sus actitudes para evitar aquellas que hagan sentir mal o agredides a sus compañeres.
Espero que el texto os parezca tan interesante como a mí.
¡Contra cualquier actitud opresora y autoritaria dentro y fuera de nuestros espacios de lucha!
Advertencia de contenido: Para personas sensibles, advierto de que en algunos puntos, el texto describe situaciones de maltrato, abuso y/o manipulación hacia mujeres y personas de género variante por parte de hombres.
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