El jueves 17 de mayo recibimos el escrito de acusación de la fiscalía. Después de tres años de investigación por parte de la Brigada de Información de la Policía Nacional y la Audiencia Nacional, los graves cargos que terminaron en la detención de las seis personas del colectivo Straight Edge Madrid se han quedado reducidos a la presunta comisión de un único delito: enaltecimiento del terrorismo.
Este escrito nos ha provocado a la vez alegría y perplejidad.
Alegría, porque la pena que procedería imponer, en caso de ser encontrados culpables, sería de “solo” dos años de prisión. El panorama ya no es tan negro como nos lo imaginábamos.
Perplejidad, porque no entendemos cómo se ha llegado hasta aquí. De considerar a los seis encausados como miembros de una organización terrorista anarquista responsable del ataque a dos sucursales bancarias, enfrentándose a penas de más de 35 años de prisión, a un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Es una muy buena noticia que se hayan volatilizado los cargos derivados de la consideración de Straight Edge Madrid como una organización terrorista, así como desaparecido las acusaciones sobre la quema de sucursales bancarias.
Pero esto nos reafirma en nuestra postura desde el principio de esta operación policial: simplemente fue una operación policial amparada en la ley Mordaza para meter miedo entre los movimientos sociales, que NUNCA hubo pruebas ni indicios suficientes para sustentar estos cargos.
Y, sin embargo, se ha mantenido en prisión a uno de los acusados durante casi un año y medio, con constantes cambios de centro penitenciario, sometido al régimen FIES y a la política de dispersión que emplea el estado cuando se trata de delitos de terrorismo.
Las otras cinco personas detenidas han tenido que hacer frente a fianzas cuantiosas, teniendo en cuenta su edad y sus medios económicos; han perdido cursos académicos; han tenido que renunciar a oportunidades laborales o de estudios fuera del estado español.
Si la justicia llega tarde, no es justicia. Nadie se hará responsable de los meses en prisión de Nahuel, de la desazón de los encausados, de la angustia de familiares y amigos…
Pero este largo proceso no ha sido solo doloroso. También ha sido un camino de aprendizaje y de solidaridad, de descubrimiento de personas y colectivos que hoy consideramos amigos.
Sabemos que no podemos encontrar justicia dentro de un sistema injusto, pero esto solo nos anima a seguir construyendo la sociedad que llevamos en nuestros corazones. Seguimos juntas en esta lucha por la absolución de las seis de Ice y de todas aquellas personas que se enfrentan a procesos judiciales por expresar, simplemente, que otro mundo mejor es posible.
Plataforma por las 6 de la Operación ICE
FUENTE: BRIEGA