CHILE: ESTO ES UNA GUERRA…

Palabras pronunciadas por el presidente de la república de Chile, Sebastían Piñera… No es algo nuevo, estas palabras también fueron mencionadas durante la dictadura de Augusto Pinochet. La mejor denominación que ellxs pueden utilizar cuando se refieren a cuando un grupo, movimiento o pueblo se niega a seguir los mandatos de la autoridad y cuenta con apoyo social.

Esta explosión social, que observamos en estos últimos días en Chile, es solo un ejemplo del agotamiento que tenía una gran cantidad de individualidades que conforman la comunidad de la región chilena. Como siempre, lxs que dieron el primer paso fueron lxs estudiantes secundarixs, que desde hace varios años vienen exigiendo mejoras de las condiciones educacionales, de vida y de los servicios entregados por el Estado a la población, y reivindicando la lucha directa como única vía para poder conseguirlo, sin concesiones o miedos de por medio.

Es por ello que lxs estudiantes, frente al nuevo aumento de los pasajes del transporte público, decidieron negarse a esta nueva medida gubernamental optando por la ofensiva social, la evasión del pago de la tarifa del metro de Santiago, y además como parte de esta protesta abrían el paso (puertas y torniquetes) para que lxs demás pasajerxs: universitarixs, trabajadores, jubiladxs y todxs lxs que utilizan este transporte público, pudiesen pasar libremente para hacerlxs participes de esta acción. Los medios de comunicación empezaron a atacar al movimiento estudiantil y a su protesta, también se empezaron a generar acciones represivas contra lxs estudiantes, golpizas y detenciones, que solo se podían observar vía redes sociales.

Las evasiones que comenzaron el 7 de octubre, fueron tomando mayor impulso con el pasar de los días, cada vez se sumaban más estudiantes de instituciones educativas, que iban acompañadas de protestas en distintos puntos de Santiago. Todo fue cambiando con el pasar de los días, las redes sociales comenzaron a mostrar como eran castigadxs y los discursos de todxs lxs políticxs que conforman la democracia chilena, apuntaban contra lxs estudiantes por combatir las medidas gubernamentales. Esto cambió el día viernes 18 de octubre, donde las protestas y manifestaciones habían alcanzado un nivel de participación transversal, ya no eran solo estudiantes, sino que se habían sumados trabajadores, deudores habitacionales y en sí, toda la clase social que ha sido explotada y expoliada por años.

La lectura realizada por todxs lxs políticxs del parlamento y gobierno, solo generó que el descontento se radicalizará aún más. Para ellxs la solución a este conflicto consistió en frenar el alza, puesto que pensaron que ese era todo el problema, los 30 pesos que habían subido el pasaje. Sin embargo el descontento que llevó a la sociedad chilena a salir a la calle y no dar un paso atrás pese a haber suspendido la subida del precio del pasaje del metro, han sido los más de 30 años de control y explotación social que desde los años 80 con la dictadura cívico-militar hasta la actualidad se están radicalizando con las medidas económicas y represivas. Además el pueblo, cansado de no ser escuchado, decidió no utilizar las herramientas que entrega el poder, la protesta pacífica ciudadana, ya que por años se usó y no sirvió de nada.

La solidaridad observada frente a la represión por las protestas, fue la justificación para que el gobierno decidiera atacar al pueblo organizado, enviando militares a la calle, junto con la policía uniformada y de civil, quienes deciden atacar sin miramientos a la población. Los medios de comunicación, como es de esperar, se centran en los saqueos y los ataques al transporte público, dejando oculta toda muerte, desaparición y violaciones sexuales, porque la propiedad privada es más importante y todo accionar contra el pueblo está justificado. La población decidió atacar las distintas instituciones que se han preocupado de colocar una soga en el cuello sobre ellxs y como respuesta a la violencia armada del gobierno, siendo sus principales objetivos entidades bancarias, AFP (sistema de pensiones), transporte público, supermercados y comisarías.

Por si no fuera suficiente, el gobierno decide imponer el toque de queda para frenar cualquier tipo de organización y de protesta que día a día va en aumento.

Ahora bien, desde la distancia solo se puede brindar una solidaridad frente a lxs que se levantan contra la autoridad y contra todxs lxs que lxs explota y expolian diariamente.

Creo firmemente, que es necesario hacer presente la solidaridad de múltiples maneras, los ataques contra lxs que luchan por vivir no pueden quedar sin respuesta o de un silencio cómplice. Se hace un llamado a la solidaridad internacional de la manera que se estime conveniente a demostrar y visibilizar como un Estado en guerra asesina a un pueblo desarmado.

Solidaridad con quienes se levantan contra la autoridad y la explotación.

Que viva la Anarquía.

Una individualidad Anarquista