Mientras miles de chilenxs celebran el triunfo electoral para cambiar la Constitución, nosotrxs seguimos en pie de guerra contra toda forma de poder.
Hoy el Estado chileno, los partidos políticos y la prensa oficial celebran junto a la ciudanía el nauseabundo triunfo de la democracia, de la vía institucional y de la cultura cívica y republicana, como si del triunfo de un campeonato mundial de fútbol se tratase.
¿Cómo sostendran lxs «revoltosxs», hoy devenidxs en orgullosxs votantes, esta contradicción? No lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que lxs que ayer denunciaban la «brutalidad» de la represión, hoy fueron amablemente recibidxs en las urnas escoltadas por policías y militares.
Lo que también sabemos es que sobre la sangre fresca del pavimento que vio caer asesinado por balas policiales hace tan solo tres días al joven Anibal Villarroel, hoy lxs tan idealizadxs pobladorxs bailan y cantan ebrixs de democracia.
Ganó Chile, ganó el Estado, ganó la sociedad y su deseo de vivir bajo un nuevo pacto social con el dominio, ganó la volutad mayoritaria de generar nuevos consensos sociales. Al final de día, con barricadas más o barricadas menos, ganó el mismo viejo guion escrito y reescrito históricamente en los palacios del poder para frenar las revueltas, para desviar las rebeliones hacia causes institucionales y partidistas.
Y el poder ríe, ríe y ríe. Ríe porque se validan las instituciones. Ríe porque ahora tendrá a su disposición más ciudadanxs «concientes» y democráticxs que ayuden voluntariamente a señalar a lxs refractarixs, a lxs divergentes, a lxs insurrectxs, a lxs «descolgadxs», a lxs «violentxs» que interfieran en sus procesos de cambio llenos de repugnante civilidad. El poder ríe, porque sabe que aun con culposa esperanza incluso algunxs cuantxs autodenominadxs anarquistas acudieron a las urnas a rendirse oficialmente ante el enemigo, a renegar de sus ideas, a capitular en sus convicciones tan líquidas y volátiles como la memoria del tan romantizado «pueblo».
Nosotrxs, orgullosa minoría de sediciosxs, seguimos en guerra contra el poder sin confusiones, multiplicándonos y fortaleciendonos en el caos.
Porque nuestra revuelta no empezó el 18 de octubre ni finalizará con un asqueroso plebiscito.
MUERTE AL ESTADO Y AL CARNAVAL DE LA DEMOCRACIA.
LA ANARQUÍA VIVE EN EL ATAQUE CONTINUO A LA DOMINACIÓN.
POR LA INSURRECCIÓN PERMANENTE SIN LIDERES NI DIRIGENTES,
CON NUESTRXS MUERTXS EN LA MEMORIA Y NUESTRXS PRESXS EN LA LUCHA,
SEGUIMOS EN GUERRA CONTRA TODA FORMA DE PODER.
Anárquicxs no pacificadxs del sur de Abya Yala ($hile).
26 de octubre 2020.