En marzo de 2020, estallaron disturbios en las cárceles de toda Italia. La propaganda del Estado no es suficiente para justificar las medidas insensatas y coercitivas tomadas contra los reclusos a raíz de la emergencia pandémica; de hecho, es precisamente cuando se enfrenta a la existencia de lugares como las prisiones que la retórica sobre la salud pública se desmorona.
Al hacinamiento, las malas condiciones higiénicas y la falta estructural de acceso a cualquier tipo de atención, se suma la suspensión de los permisos de semilibertad y de prima, la prohibición de recibir paquetes, la reducción de la sociabilidad y, por último, la suspensión de las entrevistas.
A la justa y necesaria determinación de los amotinados, el Estado respondió obviamente con puño de hierro: palizas, torturas y represalias. Catorce personas murieron, nueve de ellas reclusas en la prisión de Módena, una masacre.
Dos años después de esos disturbios nada ha cambiado, porque nada puede cambiar dentro de esos muros. Las muertes de aquellos días se han archivado apresuradamente como sobredosis, cientos de presos implicados en los disturbios están hoy llamados a juicio con cargos muy graves.
¡Contra toda cárcel, cómplices y en solidaridad con los que se rebelan!
CONCENTRACIÓN BAJO LA PRISIÓN DE DOZZA
DOMINGO 13 DE MARZO, 17.00 HORAS, BOLONIA
FUENTE: INFERNO URBANO
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA