La noche del 5 de Noviembre de 2016 se destrozaron a mazazos los cristales de una sucursal bancaria de LaCaixa en el barrio de Horta de Barcelona, en solidaridad con la lucha que está llevando a cabo la población kurda, en Irán, Iraq, pero especialmente en Rojava y en Bakur (dentro del territorio turco), y contra la brutal represión que están sufriendo tanto organizaciones políticas pro-kurdas como el HDP, como quienes se enfrentan al terror del Daesh y del fascismo turco.
Durante la primera semana de noviembre de 2016, en el estado de Turquía, hemos podido ver imágenes tan bárbaras como a unos militares turcos asesinando a sangre fría a dos guerrilleras de los batallones de autodefensa de las mujeres kurdas YJA-Star. Así como la detención de 12 diputadas del HDP, entre ellas a la co-presidenta del mismo, Figen Yüksekdağ y al co-presidente Selahattin Demirtas, acusando a todas ellas de terrorismo.
La deriva fascista de Erdogan y su represión hacia los movimientos pro-kurdos en Turquía y desde hace ya unos meses en Siria, favoreciendo descaradamente al Daesh, parece no tener fin a pesar de que ciudadanas de todo el planeta se están movilizando contra estas políticas de exterminio contra la población kurda.
Colectivos e individualidades anarquistas y libertarias de toda Europa han actuado de diversas maneras para acabar con Erdogan y su Estado genocida, sin embargo podemos observar cómo en el Estado español el movimiento libertario no ha tomado todavía una parte dinámica en esta lucha, a pesar de que la Revolución Social de Rojava y su defensa ante las agresiones del ISIS y del Estado turco, está siendo hasta el momento un ejemplo en la implementación de cuestiones tan fundamentales como el empoderamiento de la mujer y su papel en la gestión de la sociedad, así como la búsqueda de múltiples vías de administración realmente democrática del territorio.
Esta opinión no es un llamado a la acción, ni pretende ofender a aquellas anarquistas que hasta el momento no se hayan planteado una solidaridad activa con la lucha del pueblo kurdo. Sino que pretende contribuir a la crítica y al análisis sobre qué actitud tomar en una lucha que hasta ahora está siendo efectiva contra una realidad tan cruel como la que están viviendo miles de personas en Siria y en Turquía, bajo el yugo del fascismo del Siglo XXI.
¿Y por qué atacar una sucursal de LaCaixa? Además de que los bancos son unos de los puntales del capitalismo, LaCaixa junto a BBVA, Banco Popular y Santander son una parte esencial de las relaciones internacionales entre el Estado español (recordemos que firmó con gusto el acuerdo Europeo con Turquía sobre la “crisis” de refugiados y su condena a una vida de miseria) y el Estado turco, así como de la creciente consolidación de las políticas capitalistas en materia económica, inmobiliaria y militar. El Estado español, solamente en 2014 ingresó 243.673 millones de euros de la venta de armas a Turquía. LaCaixa sigue financiando empresas como Maxam, fabricante de armamento que se ha destinado a Siria, curiosamente a través de su filial turca, lo cual la hace más que sospechosa de estar armando a los grupos de las FSA respaldados por Turquía, y dado que Turquía está financiando al Daesh, no sería de extrañar que parte de ese material financiado por LaCaixa acabe en las manos del Estado Islámico.
No podemos quedarnos impasibles frente al genocidio que está cometiendo Erdogan y su Estado fascista contra el pueblo Kurdo.
Ataquemos a quienes se están lucrando y están financiando este genocidio.
Si Turquía es culpable de la muerte de miles de civiles y guerrilleras kurdas, lo son también todos aquellos Estados, como el español, y todas las empresas que tratan con ella.
Biji berxwedana Rojava!
FUENTE: VOZ COMO ARMA