Carta:
Saludo a los compañeros que organizaron y participaron en esta actividad.
Me gustaría referirme a la cuestión de la solidaridad social. La solidaridad es una relación-concepto que inspira al movimiento más amplio, es un componente básico para construir un mundo contra la explotación del hombre por el hombre, una práctica común de los movimientos antagonicos en todo el mundo. La solidaridad práctica no es una posición, es una actitud de vida, es una cuestión de conciencia, se convierte en una experiencia en nuestras vidas. Es la crítica práctica contra el canibalismo social. Al expresarla todos y cada uno de nosotros en nuestra vida personal, crecemos con ella, dándole un significado práctico y significativo. La solidaridad es una experiencia, la tenemos en nuestras manos y la distribuimos generosamente cuando es necesario.
La solidaridad práctica es una idea, define nuestra conciencia, es un código de valores, es el acto entre personas sin la mediación del dinero o el poder, y se basa en el desinterés y caracteriza la condición humana. Es nuestra historia y futuro. Es la elección de seguir siendo humanos.
Así que no podía hacer otra cosa. Cuando mi compañero Dimitris Hatzivassiliadis , herido, me pidió ayuda, no podía hacer otra cosa y no podía no intentar ayudarle. Según entiendo, como saben todos los que me conocen, lo haría por cualquiera de mis compañeros que me pidiera ayuda en una situación similar. Y mucho más por un compañero anarquista al que conocemos desde hace muchísimos años a través del movimiento y nos hemos encontrado luchando contra el autoritarismo del Estado en las calles varias veces, así como en diversos procesos del movimiento como asambleas y eventos en el espacio antiautoritario más amplio. Esta postura no cambiaría independientemente de que D. Hatzivassiliadis tenga o haya tenido alguna conexión con alguna organización armada. Evidentemente, el aparato del Estado es el que ataca, apunta y toma represalias contra cualquiera que exprese la solidaridad social, especialmente cuando su defensa se convierte en un acto, y además revolucionario. Estableciendo leyes, actualizando constantemente la ley antiterrorista para reprimir y criminalizar la expresión de solidaridad que se da en la calle o se defiende y promueve en material impreso o electrónico o en cualquier otro medio. Como también es una realidad atroz los juicios y condenas de muchos años estableciendo consejos de guerra con pruebas falsas y fabricadas. Mi propio caso es uno de ellos y que, en el caso de una condena final, envía un claro mensaje de venganza contra la propia solidaridad y para todos aquellos que luchan por el cambio de la sociedad, contra el poder y el miedo, en la lucha por la libertad y la dignidad.
Por eso, para mí, debe haber una respuesta constante de contrainformación y práctica en la calle. Es muy importante solidarizarse con los presos, con las luchas de los trabajadores, contra las nuevas leyes y decretos, contra el control y las prohibiciones que quieren imponer en nuestras vidas cada día. La solidaridad se hace carne cuando revoca la segregación y el aislamiento que el Estado y sus mecanismos represivos quieren imponer.
El único camino contra el aislamiento de la solidaridad práctica es el propio acto de solidaridad. Después de 19 años de prisión impuesta por mi solidaridad.
Sigo siendo un preso irreductible en la cárcel de Larissa
Vanggelis Stathopoulos
FUENTE: ACT FOR FREEDOM NOW!
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA