ALEMANIA: TEXTO DE LA ANARQUISTA EN PRISIÓN EN AACHEN, ¡ABAJO EL PATRIARCADO! (ES/EN)

ABAJO EL PATRIARCADO – PALABRAS DESDE EL INTERIOR DE LA PRISIÓN.

Publicamos una carta de nuestra compañera anarquista que está encerrada en la prisión alemana, en Colonia, desde hace varios meses. Ella es acusada de un robo de banco en Aachen y ella ya se enfrenta a este juicio. Ella escribió esta carta en el contexto de 8 de marzo, el Día Internacional de la lucha de las mujeres.


Abajo con el patriarcado
Sobre los problemas sociales, de racismo y patriarcales que enfrentan las mujeres en prisión.

Por lo general se sabe que la sociedad alemana está llena de desigualdades. La clase alta está segura y se cuida, no tienen preocupaciones existenciales y, a pesar de todos los problemas más amplios del mundo, pueden ofrecer a sus hijos un futuro prometedor que no está disponible para la clase baja. Mientras que una minoría pequeña de la gente puede enriquecerse, la mayoría queda para existir con el mínimo, trabajando por un salario bajo de mierda y siendo empujado constantemente hacia el consumo inútil, de modo que el sistema de ganancias en el que vivimos pueda seguir funcionando. Si bien algunos están con el sol en sus yates, extravagantemente caros en el Mediterráneo, o volando alrededor del mundo en sus jets privados, muchos no pueden darse el lujo de ir de vacaciones ni una vez en sus vidas, o pagar sus facturas de alquiler, electricidad o pagar unos nuevos dientes. Mientras que los ricos ahorran su abundante riqueza de los impuestos asegurándola en paraísos fiscales o compañías de buzones, para los cuales nunca se enfrentan a ningún procedimiento judicial grave, los pobres están haciendo meses o años de prisión por multas o delitos menores, sumas de dinero que los ricos gastan en minutos a diario.

El Estado y los medios de comunicación promueven la idea de que cada niño nace en un mundo de igualdad de oportunidades, pero cada niño sabe que aquellos que son ricos y poderosos no terminan en la cárcel porque son capaces de pagar un abogado caro y bueno. Aquellos que tienen un mal abogado o, por razones sociales o racistas, son percibidos como uno de los «sospechosos habituales» simplemente son maltratados. Aquellos que no son capaces de usar el idioma alemán o que no son capaces de leer o escribir, prácticamente no tienen posibilidades de ser defendidos y dependen constantemente de la ayuda de otros que a menudo no están disponibles. A la sociedad no le importa nada de esto. Como de costumbre se crea una imagen del enemigo basados en la idea del extranjero criminal, el terrorista árabe y norteafricano y el refugiado peligroso que debe ser encerrado o deportado lo más rápidamente posible. A Alemania le gusta promocionarse como un país abierto al mundo y que acoge a los refugiados, pero esto es sólo el caso cuando se integran con éxito en el sistema de trabajo para que puedan beneficiarse o cuando se le permitan estar etiquetados como víctimas. Sin embargo, cuando llegan a Alemania como familias o en sus llamadas «pandillas» que esperan encontrar una mejor manera de sobrevivir en un país más rico donde la gente tiene más que ellos, entonces no sólo son encerrados o deportado,s sino que también son usados como ejemplos y se les utiliza para justificar la política xenófoba. Para el Estado todo esto es sobre la protección a los ricos y a sus propiedades. Aquellos que rechacen esta noción de propiedad serán los más castigados. Las prisiones están llenas de los llamados ladrones, estafadores, atracadores y carteristas, no con asesinos y violadores como se presenta al menudo. Y, por supuesto, la cuota de extranjeros es muy alta, pero no porque los extranjeros sean más criminales que los alemanes, sino porque en general pertenecen a la clase baja. En una tierra de inmigrantes como Alemania esto siempre fue así y así es como se quedará.

Hay otro punto que se debe mencionar aquí, que tal vez incluso supera las desigualdades y a las opresiones estructurales ya declaradas: la violencia patriarcal. Y eso afecta aún más a las mujeres encarceladas. Las mujeres constituyen un pequeño porcentaje de la población carcelaria. En su conjunto y por esta razón sus necesidades son poco consideradas. Las opciones relacionadas con la salud, la medicina y la higiene disponibles para las mujeres en las cárceles o en las instalaciones de las mujeres son escandalosamente malas. Hay fundamentalmente más actividades, opciones deportivas y educativas o de mayor formación para hombres que para mujeres. La mayoría de las mujeres vienen directamente de situaciones de violencia doméstica o sexual, a menudo se han visto forzadas a robar o realizar robos pequeños en las tiendas por sus maridos o padres y son encarceladas porque se han defendido contra su torturador. Si las mujeres participan en actividades delictivas, el Estado y la sociedad se escandaliza a nivel sexual, especialmente si las mujeres asumen roles que normalmente cumplen los hombres. Aparte de esto, el Estado aún mantiene su dominio y el poder de decisión sobre los cuerpos de las mujeres y, cuando es necesario, los sostiene de manera criminal si se niegan a entregar sus cuerpos a la autoridad. Nada ha cambiado realmente desde la edad media, es simplemente es el caso de que en lugar de quemar a las mujeres, con la existencia del Estado ahora terminan en la cárcel.

Mientras que a menudo los hombres son visitados por sus esposas en prisión, lo contrario no ocurre recurrentemente. A menudo los maridos de las mujeres en prisión porque también se encuentran encarcelados, en fuga, o no cuidan de ellas. Además, casi todas las mujeres en prisión tienen hijos en el exterior y, por lo tanto, existe el problema de quién es capaz de cuidar de ellos. Así que las mujeres se ven obligadas a cuidar de sus familias y mantenerlos juntos desde el interior de la prisión a pesar de la enorme dificultad de organizar. En el mejor de los casos las mujeres todavía tienen contacto con su propia madre. Por último, en casi todas las culturas, las mujeres encarceladas son mal vistas y despreciadas, y más aún si se sospecha que han sido violentas, por el simple acto de auto-empoderamiento y rechazar el papel clásico de las mujeres. De esta manera se puede ver cómo las estructuras estatales patriarcales y la ley trabajan junto con la dinámica del poder familiar hacia la completa dominación y opresión de las mujeres.

Y a pesar de esta aplastante realidad siguen existiendo pequeñas iniciativas de autodeterminación y autoorganización entre las mujeres encarceladas. Tal vez la empatía sea más fuerte que entre los hombres, en ciertas situaciones la gente se ayuda y se solidarizará con aquellos que son más débiles, menos privilegiados o rebeldes. Cada ejemplo de estos comportamientos y gestos, aunque pequeños, son vital para cada individuo en prisión, pero también como un gesto contra la opresión y las estructuras de la represión.

¡La lucha continúa hasta que todas las prisiones sean destruidas!
Para la liberación total de todas las estructuras de poder social, racista y patriarcal.

Fuerza, rabia y rebelión para todas las que están en lucha!
¡Libertad para todas!

ENERO, 2017.

TRADUCCIÓN: INSTINTO SALVAJE


DOWN WITH PATRIARCHY – WORDS FROM INSIDE PRISON

Here we publish a letter of our anarchist comrade who is locked up in German prison, in Köln, since several months. She is acused of bank robbery in Aachen and she is already facing the trail. She wrote this letter in the context of 8th of march, the international Day of womenstruggel.


Down with patriarchy

On the social, racist and patriarchal problems faced by women in prison

It is generally well known that German society is rife with inequality. The upper classes are secure and cared for, they have no existential concerns and, despite all the wider problems of the world, they are able to offer their children a promising future which is not available to the under classes. Whilst a small minority of people are able to get richer, the majority are left to exist on the bare minimum, working for a shitty low wage and constantly being pushed towards pointless consumption so that the profit driven system that we live in can continue to function. While some sun themselves on their extravagantly expensive yachts in the Mediterranean, or get flown around the globe in their private jets, many cannot afford to go on holiday once in their lives, or to pay their rent or electricity bill or to buy a couple of new teeth. While the super-rich save their abundant wealth from taxes by securing it in off-shore tax havens or mailbox companies, for which they never face any serious judicial proceedings, the poor are doing months or years in prison for fines or petty crimes- for sums of money that the rich spend in minutes on a daily basis.

The state and the media promote the idea that every child is born into a world of equal opportunity, but every child knows that those who are rich and powerful don’t end up in prison because they are able to afford an expensive, good lawyer. Those who have a bad lawyer or, due to social or racist reasons, are perceived as one of the ‘usual suspects’ are simply dealt a bad hand. Those who aren’t able to use the German language or who aren’t able to read or write have practically no chances of being defended and are constantly dependent on the help of others which is often not available. Society doesn’t care about any of this. As per usual an image of the enemy is created around the idea of the criminal foreigner, the Arabic and north African terrorist and the dangerous refugee who should all be either locked up or deported as quickly as possible. Germany likes to promote itself as a country that is open to the world and that takes in refugees but this is only the case when they either successfully integrate into the work system so that they can be profited from, or when they allow themselves to be labelled as victims. When, however, they come to Germany as families or in their so called ‘gangs’ logically hoping to find a better way to survive in a richer country where people have more than they do, then they are not only locked up or deported but are also made an example of and used to justify xenophobic politics. For the state this is all about the protection of the rich and their property. Those who reject this notion of ownership will be punished hardest. Prisons are filled with so called burglars, fraudsters, robbers and thieves, not with murderers and rapists as is so often presented. And of course the quota of foreigners is very high but not because foreigners are more criminal than Germans are but because in general they belong to the under-classes. In a land of immigrants like Germany this was always the case and this is how it will stay.

There is another point that must be mentioned here that perhaps even surpasses the already stated inequalities and structural oppressions: patriarchal violence. And that affects the women in prison even more. Women make up a tiny percentage of the prison population. As a whole and for this reason their needs are hardly considered. The health, medical and hygiene related options available to women in prisons or women’s facilities are shockingly bad. There are fundamentally more activities, sports options and educational or training options for men than for women. Most women come directly from situations of domestic or sexual violence, often they will have been forced into stealing or shop lifting by their husbands or fathers or are imprisoned because they have defended themselves against their tormentor. If women take part in criminal activity the state and society scandalises them on a sexual level especially if the women take on roles that normally men fulfil. Aside from this the state even now maintains its hold on and decisive power over women’s bodies and, when necessary, holds them criminally responsible if they refuse to give their bodies up to authority. Nothing has really changed since the middle ages, it is simply the case that instead of women being burnt at the state they now end up in prison.

While men are often visited by their wives in prison, the reverse is much more rare. Often the husbands of women in prison are also incarcerated themselves, on the run, or do not take care of them. In addition almost all women in prison have children on the outside and therefore the problem of who is able to look after them. So women are forced to look after their families and to keep them together from inside prison despite it being enormously difficult to organise. In the best case the women still have contact to their own mother. Finally, in almost all cultures women in prison are frowned upon and scorned at, and even more so if they are suspected of having been violent as any act of self-empowerment rejects the classical role of women. In this way it can been seen how patriarchal state structures and the law work together with family power dynamics towards the complete domination and oppression of women.

And despite this crushing reality small initiatives of self-determination and self-organisation between women in prison continue to exist. It is perhaps the case that empathy is stronger than between men, in certain situations people will sometimes help each other and show solidarity with those who are weaker or less privileged or rebellious. Each example of such behaviour and gestures, although so small, is vital to each individual in prison but also as a sign against oppression and the structures of repression.

The struggle continues- until all prisons are destroyed!

For total liberation from all social, racist and patriarchal power structures. Strength, rage and rebellion for all those in struggle!

Freedom for everyone!

January 2017