Millones de personas están en las cárceles y mazmorras de los gobernantes del mundo. Un sinnúmero de personas están en el corredor de la muerte, otras están allí durante días, semanas o meses, y otras han estado allí durante décadas. Hace sólo unas semanas se anunció en Alemania que Hans-Georg sería liberado en 2021. Fue el 20 de enero de 1962 cuando las puertas de la prisión de Berlín se cerraron tras Hans-Georg, que ha estado detenido desde ese día. Había disparado a dos personas tras un robo.
El encarcelamiento de larga condena es, en cierto modo, similar a la pena de muerte; sólo que, pérfidamente, con la pena de muerte el Estado es más honesto y quiere matar abiertamente al delincuente. Con décadas de encarcelamiento, la muerte es también la perspectiva a menudo realista de escapar de los muros, pero en el camino, el cuerpo y el alma se marchitan.
En Europa, además de la cadena perpetua, existe el instrumento de la prisión preventiva. Según la interpretación oficial, las personas ya no están entre los muros de la cárcel como castigo, sino como mera medida preventiva para evitar posibles actos en el futuro. Esto se basa en previsiones que no son mucho mejores y más fiables que la previsión del tiempo para el próximo mes.
Aunque las condiciones materiales del encarcelamiento pueden garantizar a menudo la supervivencia física en estas mazmorras de Europa Occidental, es mentalmente agotador. Los que tienen contacto con el mundo exterior pueden compensarlo un poco, pero otros pierden la cabeza durante los largos periodos de encarcelamiento. Se estrellan contra los muros de hormigón, se hacen daño a sí mismos y a los demás. Se tragan los productos de la industria farmacéutica, distribuidos generosamente por los médicos de la prisión, o se abastecen de drogas en el mercado negro. Por supuesto, esto no es una peculiaridad de los presos de larga condena, sino que se aplica también a los de corta duración.
Las prisiones de larga condena son uno de los lugares más oscuros y siniestros de la sociedad. Allí se supone que se destierra, se encarcela, se erradica el supuesto mal, pero basta con echar un vistazo a cualquier diario, a cualquier programa de televisión: el mal no ha desaparecido, no ha sido desterrado. La idea de que encerrar a cientos de miles de personas durante décadas mejoraría el mundo un ápice es una ilusión. Tal vez una que las sociedades y sus gobernantes necesitan, ya como telón de fondo amenazante para los próximos levantamientos: «Miren, los vamos a meter en los agujeros más oscuros y allí vegetaran hasta el final natural de sus vidas».
Esto hace que el 11 de junio sea aún más importante. El día da a loxs individuxs un rostro, un nombre, hace que la gente salga a la luz pública. Da fuerza. Envía una señal de coraje y determinación. El día demuestra que hay personas que se preocupan por el destino de lxs que llevan mucho tiempo encerradxs y que quieren luchar por el cambio.
¡Junto a lxs que están entre rejas!
Codo con codo: ¡Por una sociedad sin cárceles! ¡Libertad! ¡Ya!
Thomas Meyer-Falk
z.Zt. Justizvollzugsanstalt (SV),
Hermann-Herder-Str. 8
79104 Freiburg
Alemania.
https://freedomforthomas.wordpress.com
http://www.freedom-for-thomas.de
Thomas es un anarquista que está en la cárcel desde 1996 y fue condenado por el robo de un banco mediante el cual se planeaba organizar dinero para proyectos políticos. Por su comportamiento rebelde en la cárcel recibió dos condenas más. En 2013 terminó su tiempo oficial en prisión, pero se le mantuvo en Sicherungsverwahrung (una forma de «detención de seguridad» en Alemania para lxs convictxs que han cumplido la totalidad de sus condenas, pero que todavía se consideran un riesgo para la «seguridad pública» y, por lo tanto, están detenidos más allá del final de su condena) y todavía lo está. Ahora, en 2021, lleva ya 25 largos años en la cárcel y no hay forma de saber cuándo y si saldrá de ella, pero espera ser liberado en 2023.
Escribe muchas declaraciones sobre diferentes temas desde la cárcel y siempre se alegra de recibir cartas.