Las cárceles son lugares de oscuridad, de tristeza, la vida real no puede florecer allí. Porque ¿qué es la «vida real»? Es uno en libertad, integrado en relaciones amistosas, viviéndose a sí mismo como individuo. Porque vivimos nosotros mismos y no somos vividos.
No en vano la crítica penitenciaria es, por tanto, siempre también una crítica fundamental de la sociedad y del sistema, porque dentro de los muros de la prisión prevalecen los mismos mecanismos que fuera de las puertas, solo que en una forma mucho más severa.
La semana de Solidaridad de la C.N.A. con lxs presxs anarquistas se lleva a cabo en un momento marcado por la pandemia del Coronavirus. La pandemia en particular revela una vez más claramente las injusticias.
Los miembros de grupos sociales marginados tienen un riesgo desproporcionadamente mayor de infección, enfermedad y muerte (lo que también se aplica fuera de tiempos de pandemia, pero solo es particularmente evidente en estos momentos). Y los que están en prisión son aún más vulnerables, porque las condiciones generales, como también señala incansablemente el Sindicato de Prisioneros (GG / BO), suelen ser bastante malas.
Las semanas de acción son mucho más que simples rituales, porque la C.N.A. siempre tiene un efecto sobre la sociedad en su conjunto, y abolir las cárceles es un tablero muy grueso que estamos perforando, porque significa superar la sociedad contemporánea.
Un saludo solidario y palpitante desde Friburgo
Thomas Meyer-Falk
Acerca de él: Nacido el 15 de mayo de 1971, he estado en prisión desde mi arresto en 1996, primero bajo custodia de aislamiento en Stuttgart Stammheim hasta la primavera de 1998, luego algo “relajado” en Bavarian Straubing, desde otoño de 1998 en custodia de aislamiento en Bruchsal. Fui condenado en 1997 por un atraco a un banco con toma de rehenes, con el objetivo de recuperar dinero para proyectos políticos de izquierda legales e ilegales. Soy un RASH (Red and Anarchist Skinkhead – Rojo y Anarquista Skinkhead) y como a veces me expreso con claridad, en 2000 y 2004 se me otorgaron nuevas condenas por coacción, insultos, amenazas, como lo llaman los abogados, se realizaron «en detrimento» de lxs abogadxs de prisiones, jueces, fiscales, así como contra algunxs políticxs (y algunxs otrxs, al canciller federal Schroeder, el ministro del Interior de Baviera Beckstein, el primer ministro de arpillera Koch). En total 16 años 9 meses y tres semanas de prisión (hasta finales de 2013) y posteriormente se me mantiene en prisión preventiva, es decir, la liberación es imprevisible.
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