AFINIDAD: EN EL DESIERTO, EN EL INFIERNO.

La vida puede ser una parodia de sí misma o simplemente una elección. Cuando la banalidad se cuela en las entrañas, el horror siempre está ahí, al acecho, para hacerlo todo normal. Si pensáramos en el mundo actual, además de la masacre bélica en curso y del genocidio de las conciencias en los últimos dos años y medio en la era del contagio, podríamos, sin eufemismos, pensar en el desierto. En el desierto, todo tiende a ser igual, y lo más angustioso es que nunca se ve el final, aunque se tenga una sed extenuante de oasis donde refugiarse.

En la noche del 3 de junio, toda una sección de la prisión de Cremona se subleva. El lugar se incendia, las jaulas se funden con la negrura del hollín. Unos días antes, un preso intenta estrangular a un guardia. La revuelta es sofocada a toda prisa incluso por policías y bomberos que se han apresurado a proteger la autoridad, la segregación de esos cuerpos. Unos ochenta reclusos son evacuados. Quién sabe cuánto tiempo permanecerá inhabitable esa sección.

El desierto, en este caso, ha sido respondido con el infierno. Uno no buscaba un oasis donde sentirse mejor, reduciendo los daños y sin importarle nada el entorno. Sea cual sea la razón por la que surgió, el tumulto dejó definitivamente de lado la resistencia al castigo para dar paso a la revuelta contra la propia condición de excluido.

¿Es posible prender fuego a la propia jaula? ¿Cuántas jaulas nos impone la dominación? ¿Cuántas jaulas nos construimos escuchando como autómatas la propaganda del poder? ¿Destruir lo que nos devasta puede abrir el santuario llamado norma con una ganzúa imaginaria?

Por eso cada revuelta irredimible por los que mandan -porque cuando el fuego camina con deseos, siempre lo hace- podemos verla como lo imposible que se abre ante nosotros. Por eso debemos simpatizar con estos actos, porque la acción más sensible que podemos hacer para sentirnos vivos es desear la destrucción de todo lugar que reprima incluso una pasión inexpresable. El resto es cháchara intelectual y mistificación del posibilismo que nunca cuenta con el infierno, que asalta el desierto en un intento de atravesar una selva exuberante evocada por una libertad desencadenada.

FUENTE: L’ INCENDIARIO
TRADUCCIÓN: ANARQUÍA