Luis Ramírez Olaechea: Compañero anarquista que el 22 de octubre de 1929 intentó un tiranicidio contra el dictador Carlos Ibáñez del Campo. |
Quienes han estado aquí, en la práctica minoritaria y difusa, saben que fallar un ataque es parte de las tantas probabilidades que surgen en la bravura de la calle, cuando creemos que todo va bien nos sorprende que algo escapa de lo dispuesto y planificado.
Decidirse por un sistema eléctrico para la detonación de una carga explosiva no es una decisión antojadiza, es el resultado de estudiar los objetivos, nuestras fuerzas y nuestros recursos para la acción. Con una entrada y retirada rápida del entorno priorizamos la seguridad de nuestrxs compañerxs, entendiendo que los materiales a disposición van y vienen, en cambio, la vida y libertad de nuestrxs hermanxs es el componente más valioso del arsenal.
Estas situaciones amargas se dulcifican cuando sabemos desde la práctica que aunque el Estado, policías y fiscales se esmeren en proteger sus territorios, barrios, instituciones e infraestructuras, el ataque aún es posible en contextos de control y pasividad. El ataque no toma vida en fervientes consignas virtuales, es una amenaza cuando irrumpe en las calles.
Ante un error podríamos guardar un cómodo silencio pero nos llena de orgullo persistir en la acción, cargadxs de memoria y solidaridad combativa. Tomamos las palabras de lxs compañerxs en Bolivia, “¡Que vivan todos los esfuerzos de la lucha anárquica!” porque avanzar vertiginosamente por los caminos de confrontación es una victoria para nuestros horizontes revolucionarios. ¡Seguimos!, sabemos que nada ha acabado y todo continúa, y que nuestra única derrota será no intentarlo.
Sobre el objetivo
El 2 de abril de 1992, una banda caracterizada de terno y corbata irrumpió a plena luz del día en una casona ubicada en la esquina de calle Valenzuela Castillo con Marchant Pereira en la comuna de Providencia para fundar lo que hoy conocemos como Fundación Paz Ciudadana. Ningún periódico ni canal televisivo se atrevió a tratarles como criminales de alto riesgo, pese a que entre lxs asistentes de esa tarde se encontraban Agustín Edwards (gran financista de la desestabilización socio política en los 70’ y otras destacables figuras de la corrupción política chilena como Carlos Alberto Délano, además de Nicolás Ibáñez, conocido empresario de ultraderecha, que cuando dirigía D&S presumía un busto de Pinochet de tamaño natural en medio de su salón y otros miembros de los grupos empresariales más poderosos de Chile como Bernardo Matte o Guillermo Luksic.
Fundación Paz Ciudadana surgió cuando su añorada paz social de la transición pactada se resquebrajaba y un duro golpe atizó sobre una de las familias más acomodadas del país. Una escisión del Frente Patriótico Manuel Rodríguez(*) secuestraba a Cristián Edwards, hijo de Agustín, tras este hecho la necesidad de un plan antidelincuencia y un nuevo Código Penal se tornaron urgentes, ya que no se podía permitir el atrevimiento de acechar a los magnates de este fundo.
De aquí en más los gerentes del país fueron impulsando modificaciones y renovadas políticas penales defendidas por Paz Ciudadana, que mediante informes (no tan) técnicos y mediocres estadísticas en mano, blindaban los proyectos de ley que a final de cuentas solo buscaban proteger la propiedad privada y la paz de los grandes grupos empresariales y cúpulas del poder.
Lejos de las tácticas ya conocidas como paralizar camiones, desabastecer a la población y financiar grupos paramilitares de derecha, se aproximaban nuevos tiempos donde era necesaria la unión político-empresarial ya que estas nuevas políticas no podrían ser puestas en marcha tan solo con el deseo único del empresariado, era necesario buscar votos que permitieran la aprobación de cada una de
estas nuevas leyes. El ambicioso proyecto logró cuadrar al mundo político y empresarial, absorbiendo a múltiples figuras del momento, principalmente de la Concertación. “Yo firmo todo lo que dice Paz Ciudadana” afirmaba Ricardo Lagos en el 2005, demostrando que la importancia de esta siniestra Fundación también abarca la licitación del Gobierno de turno.
Hemos atacado Paz Ciudadana porque desde su inocente laboratorio represivo se ha esmerado año tras año en la creación de un clima de inseguridad que solo busca la implementación de leyes que amurallan los privilegios, bienes y paz de los más poderosos, porque para Paz Ciudadana no existen los robos corporativos que sistemáticamente han afectado a la mayoría de las personas y que paradójicamente son los que más daño han causado en el cotidiano de la gente, nada de eso. Paz Ciudadana no conoce de intereses abusivos, colusiones, abuso policial, narco-corrupción o fraudes al fisco. Paz Ciudadana jamás se ha pronunciado por los robos masivos como la tragedia de Casas Copeva, donde 600 familias fueron estafadas por una constructora perteneciente a la familia Pérez Yoma (uno de sus primeros directivos) que debieron dormir inviernos enteros encima de charcos de agua, hongos y yeso descascarado, resistiendo al frío humillante que enfermó a muchxs niñxs y terminó por menoscabar la vida de miles de personas.
En la practica las reformas al Código Penal impulsadas por esta fundación se tradujeron en mayores prisiones preventivas y condenas más elevadas para situaciones, que, frente a los millones de dólares defraudados con terno y corbata, resultan bastante ilusorias. Pocos años después que iniciara el asedio de la Fundación por la protección de los bienes de sus promotores, un rentable emprendimiento gerencial comenzaba a tomar fuerza: las cárceles concesionadas. Este negocio carcelario fue defendido por Paz Ciudadana desde sus inicios hasta la fecha, evidenciando los acuerdos empresariales con la fundación y la gran cantidad de capitales que sostienen esta alianza. El redituable negocio de la seguridad privada comenzado en aquella época se materializa hoy en las innumerables empresas de guardias, alarmas y policías municipales, empresas que fueron creadas estratégicamente por varios fundadores de Paz Ciudadana.
Uno de los principales aportes de esta fundación es la proyección mediática – a través de su alto poder de injerencia en los medios masivos de comunicación- de un retrato elaborado que describe un enemigo interno nacional, “implacable y poderoso”, proponiendo que una inmejorable sociedad andaría mucho mejor si no existieran “ellxs” a quienes hay que exterminar en una “guerra”, como si la delincuencia no fuera la expresión también de un sistema podrido desde sus raíces.
Si en los 90’ se fomentó una ola de temor para recalcar la necesidad de la seguridad, actualmente vivimos la segunda mayor campaña de este tipo, con la diferencia de que lxs milicxs están en las calles y nos debatimos en una especie de Estado de Emergencia permanente para ahora sí, terminar de configurar la tan ansiada Democracia Policial con ejércitos de guerra asumiendo labores de seguridad pública. En las ultimas semanas hemos visto como se ha concretado una ofensiva represiva llamada Plan Calles Sin Violencia, donde el gobierno “feminista”, pluri-policial y “ecologista” ha desatado la ofensiva represiva contra los territorios marginalizados y empobrecidos, sumado al intransigente llamado de la clase política de incorporar en esta agenda represiva el fenómeno del terrorismo y la subversión.
Actualmente existen muchas fundaciones que se ubican en las sombras del poder para moverse sin mayores problemas, son las cabezas pensantes de las políticas represivas, racistas y de exterminio, con discursos modernos, inclusivos y amigables imponen tendencias e influencias en el cotidiano.
Con esta acción queremos contribuir al hostigamiento contra estos centros de confluencia de ricos y poderosos. La lista es larga, solo es cuestión de tiempo que la ofensiva anárquica llegue a las puertas de sus casas. Seguiremos atacando los barrios y centros de poder, burlando a su policía de “élite” de la que tanto se enorgullece la ministra Tohá.
“La memoria no es sólo páginas en libros de historia. La memoria es la fuerza que forja en acero nuestra voluntad para poder continuar la lucha. Es el impulso que nos empuja para nunca retroceder. La memoria agudiza nuestro odio y arma nuestra venganza. La memoria es la tierra donde nos encontramos con aquellxs que perdimos, aquellxs que nunca conocimos, aquellxs que nos gustaría tener a nuestro lado en la batalla, una batalla en la que, mientras continúe, nuestrxs hermanxs vivirán dentro de miles de conspiraciones planeadas por todas partes alrededor del mundo, a través de actos de vandalismo e incendios, ejecuciones, planes para escapar de la prisión, y nunca serán dejadxs en el olvido del tiempo.”.
Conspiración de Células del Fuego.
A 14 años de la muerte en acción de nuestro compañero y hermano Mauricio Morales. Memoria combativa e insurrecta, a persistir en los poderosos fuegos que nutren nuestras negaciones.
A Alfredo Cospito, nuestros mas afectuosos saludos revolucionarios. Tu extensa huelga de hambre ha demostrado que la acción insurreccional anarquista no tiene fronteras, por el contrario, se expande de manera creativa y emplea todos los medios de lucha contra el Poder.
Que vivan las fracciones sediciosas y la negra guerrilla urbana: Francisco, Mónica, Aldo y Lucas, continuamos frente en alto junto a ustedes.
¡Presxs subversivxs, anarquistas, mapuche y antiespecistas a la calle!
Brigadas Anárquicas Luis Ramírez Olaechea
(*) Frente Patriótico Manuel Rodríguez, organización AUTORITARIA MARXISTA LENINISTA, escisión del Partido Comunista de Chile, que abrazó la idea de la lucha armada para la consecución de la «PATRIA LIBRE». Es importante hacer mención que esta organización aún existe en la actualidad y es muy lejana a las ideas que este proyecto web y de los principios de la Anarquía. |